Ya reza el dicho popular que «Una imagen vale más que mil palabras». Como muestra, sencillamente, y lo escribe el periodista, basta un botón. Esta sencilla, profunda y quién sabe si serena estampa de una desconocida persona, allá por los años cincuenta, recogida, con la mirada en el horizonte, sentada en las dunas, envuelta en negro, descalza en la arena y embargada por su propio silencio…
Tirando a caballo del ayer de Maspalomas, en esa siempre impresionante soledad del mar de arenas que suponen las dunas de Maspalomas, y el hoy, con la zona salpicada y repleta, al tiempo, de visitantes y de turistas, invitamos al lector de la revista digital «Maspalomasplus.com», a que se deje llevar tan solo, si así lo desea, por la belleza de la estampa de ayer, cuajada de misterios, del personaje de la fotografía, envuelto en su ropaje y en su soledad, y del visitante, de escasos silencios, de soledades escasas, y hasta vistiendo vivos colores, que contrastan con el vestido negro de la misteriosa, solitaria y desconocida mujer.
Siempre, al lado, al fondo, ante los ojos y ante la inmensidad, la profunda y secular belleza de un rincón tan impresionantemente hermoso como el que supone, representa y escenifica el panorama y la escenografía de las dunas de Maspalomas.
Como todo un icono, tal cual es, de Maspalomas.
Una estampa, una fotografía, una imagen, cuajada de esa aureola de sabor que siempre dejan en el alma del transeúnte de ayer y del viajero de hoy las Dunas… Sí, claro, las Dunas de Maspalomas. Por supuesto: Las hermosas, bellas y muy sugerentes Dunas de Maspalomas…