España, Canarias y Europa tienen el deber de solventar la crisis migratoria, entre el sentido humanitario y el diálogo político.

La gravedad e importancia de la crisis migratoria que afecta de pleno a Canarias, en un impresionante magnitud, a las que hay que añadir un previsión mucho mayor de llegada de inmigrantes ilegales africanos, de aquí a fin de año, tal como ha dejado constancia Fernando Clavijo, presidente de Canarias, y que pueden alcanzar, según sus datos, en unas 70.000 personas las que lleguen a las costas canarias, procedentes desde diferentes países africanos a lo largo del año 2024.

Junto a esas cifras, que son verdaderamente impresionantes, más la sensibilidad y preocupación al tiempo del pueblo canario, desde ópticas tan diferentes como la social, la económica, la humanitaria, y la reflexión y conducta moral tienen que conducir, por sentido común y por responsabilidad política, a un diálogo mucho más fluido y generoso entre los gobiernos de España y de Canarias, que el mantenido hasta ahora. Y que, para no engañarnos, resulta inadmisible y poco ejemplar.

En este tema de la crisis migratoria, que ya resulta de una gravedad extraordinaria, los máximos mandatarios, con la incorporación a la mesa del diálogo de los europeos, tienen que posibilitar, por necesidad y tranquilidad de la misma sociedad a la que representan, una capacidad de esfuerzos y de considerandos como para dejar de lado tantas diferencias e inconvenientes y distancias, para pasar al campo de la transcendencia de ese mismo diálogo que ya reclama la sociedad y poner la mejor voluntad de todos para solucionar el gravísimo problema de la desbordante crisis migratoria.

Son muchas y muy importantes las necesidades a las que hacer frente. Como son muchas las necesidades de la cooperación de los principales países africanos y de cuyas crisis –empezando por las humanitarias y finalizando por las sociales, económicas y políticas– huyen, con tanta celeridad, miles y miles de inmigrantes en ese destino que tienen marcado como es el de alcanzar las costas canarias.

La petición efectuada en el día de hoy por Fernando Clavijo a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, para que visite a la mayor celeridad Canarias y conocer de primera mano la situación migratoria, es todo un acierto para que la misma se implique en esta problemática, de muy difíciles y complejas soluciones, a las que hay que abordar con toda la responsabilidad de todos.

Y es que Canarias no puede seguir ni continuar en esta línea de desacuerdos, de distancias políticas, de reproches, de silencios o de pasotismos.

Y, ojo, a las noticias que llegan, por caso, desde Marruecos, o desde Mauritania, donde más de ciento cincuenta desplazados, como ya advirtiera Clavijo, esperan el momento de pegar el salto.

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