Advertencia: El artículo no va referido a ningún representante de la vida política, empresarial, económica, ni de San Bartolomé de Tirajana, ni de Gran Canaria, ni de Canarias, ni nacional, ni internacional, tal como acaece en ocasiones.

Hoy el periódico digital «maspalomasplus.com» ha descubierto, en una zona determinada del pulmón verde San Fernando de Maspalomas, a una pata protegiendo a sus patitos…

Hace cuatro o cinco semanas dejábamos constancia de la amplia colonia de patos y de garzas que suelen pasar la mayor parte del día trasegando y alardeando de su belleza por el pulmón verde de San Fernando de Maspalomas. Una estampa que ya se ha hecho habitual, afortunadamente, muy afortunadamente, entre todos nosotros. Colonias y bandadas de garzas y de patos que decoran, con sus plumajes, el césped de los jardines y espacios verdes que se expanden entre la Ciudad Deportiva, el Parque Sur, los campos de fútbol y otros…

Ayer. domingo, circulando despacio y tranquilamente por una de esas zonas, nos percatamos de un movimiento pasajero y fugaz. Como una especie de estampa laminada y volandera, que, como por arte magia, apareció por espacio de uno o dos segundos y desapareció de inmediato. Nos extrañó. Dimos la vuelta para regresar al lugar aproximado de aquel raro movimiento, que no pudimos identificar con el rabillo del ojo y las manos en el volante. Y que se nos había quedado grabado, pero sin capacidad de captación… Ralentizamos el coche, fijamos la vista en los jardines de la sorprendente y fugaz estampa que nos pareció apreciar y no pudimos descubrir nada.

Seguimos adelante. Entonces paramos el coche y nos encontrábamos ante dos alternativas: Una de las opciones era la de continuar sin mayores prisas, camino de relajarnos con una siempre más que apetecible cerveza que nos esperaba con unos buenos amigos como resultan Toni, uno de los agentes comerciales más dinámicos en el sur de Gran Canaria, y José Luis Rueda, que fuera vocalista de un extraordinario y exitoso conjunto musical, Acuarius, ante el bochorno que nos sitiaba a a esas horas. La otra opción se situaba en proceder a un nuevo intento de búsqueda, de aquel rayo vehemente que se cruzó, así como galopando, ante nosotros. Atraídos por la curiosidad, de forma así como instintiva, dejamos pasar unos minutos. Aunque la llamada de los amigos, de la cerveza y de la charla distendida y desenfadada, siempre resulta sugerente… Nos decidimos por la primera de las referencias.

Así que fueron avanzando, lentamente, el segundero y el minutero del reloj, hasta que transcurridos más o menos unos siete u ocho minutos, regresamos con extrema cautela al lugar de referencia inicial. Y descubrimos una estampa tan llamativa como sugerente, tan curiosa como agradable a la vista y que les gustaría contemplar, con toda probabilidad, a los más pequeños entre alegres y cándidas sonrisas que se desparramarían por la zona.

La pata y una parte de su tropa…

Se trataba de la estampa de una pata que caminaba, eso sí, de forma vigilante y recelosa, ante una legión de patitos. Paramos el coche casi con extremo sigilo, intentando no llamar la atención ni que se percataran la menor la pata ni los patitos. Y cuando abrimos la puerta del coche, despacio, con cautela, con cuidado, pudimos apreciar cómo algunos patitos, ya, temerosos, se escondían a todo gas, camuflándose entre las hierbas. Mientras tanto, otros, los más osados, se quedaron con la madre, que nos miraba de modo desafiante y sin quitarnos el ojo de encima. La pata ignoraba que somos gente de paz.

Cogimos el teléfono móvil y antes de que la pata y los patitos tratasen de huir o de esconderse, dispusimos del tiempo escaso, pero oportuno, para hacer siquiera fueran cuatro fotografías, tratando de inmortalizar el sabor de esa estampa y de esa imagen que, ahora, sin duda alguna, ya decora un poco más y también un poco mejor, el pulmón verde de San Fernando de Maspalomas.

Fotografías que dejamos a los lectores y seguidores del periódico digital «maspalomasplus.com«, como pueden suponer, con el mayor de los agrados. Y también con el llamamiento del enriquecimiento que suponen estas colonias de las aves por esa muy amplia zona del inmenso pulmón verde, de un gran trazado por los expertos y técnicos.

Toda una estampa alegre y sugestiva, novedosa y cercana, serena y bella, agradable y agradecida, y con los patos, los patitos y las garzas transitando a libre albedrío, pero alegrando el panorama de cuantos, por uno u otro motivo, caminamos o circulamos por ese gran espacio modélico del gran pulmón verde de San Fernando de Maspalomas.

P. D. Nos alegramos que algunos lectores, sensibilizados por el titular hayan llegado hasta el final y respirar a pulmón abierto.