Tras el misterio de la operación Pegasus, tras la promoción turística de Marraketh y Tánger días pasados, cuando miles de turistas españoles prefieren Marruecos y Egipto por motivos económicos antes que Canarias, Marruecos sigue avanzando…

Y lo hace, paulatinamente, sin prisa, pero sin pausa. Porque Pedro Sánchez va dejando abierto un amplio hueco, tras su cambio de postura sobre el Sáhara Occidental y tras más su desastrosa política. En este caso en materia exterior… Recordemos al respecto que, en este sentido, la ex diputada Rosa Díez, escribe en el artículo «Bajarse al moro» publicado en el periódico Okdiario.com el pasado domingo, 6 de agosto: «Sánchez ha decidido bajarse al moro para pasar allí sus vacaciones de verano. La elección del destino no es caprichosa, sino coherente a más no poder con su pulsión narcisista y maquiavélica, sazonada en este caso con la dosis acostumbrada de psicopatía que le lleva a añadir: «… y que les den…».

Una atalaya, la de Pedro Sánchez, desde la que, sin ningún rubor, se ha negado a pactar con el Partido Popular en la ciudad de Ceuta, que trata de buscar la mejor gobernabilidad posible. Las fichas de su dominó político, tirando del titular de este acuerdo, van ligando en la estrategia del Partido Sanchista.

Demasiados pasos. Y, siempre todos, en el mismo sentido. Todos ellos, siempre, en la misma operación. ¿Inexplicable? Y con unas vacaciones, ahora, regresando nuevamente al Palacio de La Mareta, en Lanzarote, en las que no tiene previsto ningún encuentro con el presidente de la Comunidad Autónoma de Canarias, Fernando Clavijo, que gobierna en las islas con el Partido Popular, como sería razonable y lógico, mientras sí lo hacía con el anterior presidente autonómico, el socialista Angel Víctor Torres.

En este tiempo de permanente llegada de pateras al muelle de Arguineguín, a Lanzarote, al Hierro, a Fuerteventura, con sufridos inmigrantes ilegales, atravesando sin mayores problemas las aguas marroquíes, lo que hemos denunciado en numerosas ocasiones desde las páginas de «maspalomasplus.com«, dejando en tierra española a los cientos y cientos de aventureros tras haber cruzado las olas de la mar atlántica, Pedro Sánchez vuelve a confundir la canariedad con el partidismo, Sobre todo dejando tras sí una estela continuada de rumores, de inquietudes, por la absoluta y total falta de transparencia con los ciudadanos españoles.

Más, aún, cuando el Partido Popular acaba de ganar con claridad las elecciones generales, con dieciseis escaños sobre el Partido Socialista, cada día menos socialista y a la vez más sanchista, y él, erre que erre, contando con los votos de Bildu, el brazo político de la banda criminal ETA, con Arnaldo Otegi a la cabeza, con los golpistas e independentistas de Esquerra Republica de Cataluña, concediendo indultos, amnistías, mintiendo con el mayor descaro en su burla continuada a España («Jamás pactaré con Bildu«, «No dormiría tranquilo con Podemos en el Gobierno«, «la economía española va como una moto«…). Y, por si fuera poco, pendiente de pactar, porque las matemáticas parlamentarias resultan así de complejas, con Puigdemont, fugado y exiliado en Waterloo.

Son muchos los que saben, los que temen, los que concluyen que el rey marroquí Mohamed VI, avanza, sigilosamente, hacia a Marruecos. Sí, sin prisas. Pero, a la vez, sin pausa alguna. Y con la compañía de Pedro Sánchez y la operación «Pegasus«, con la copia de datos de su teléfono móvil ¿con qué datos? Sean los que sean, resulten los que resulten, una vez más, el presidente del gobierno de España, mantiene una personalidad sin escrúpulo ni moral alguna. El caso es sentarse en el sillón presidencial del Palacio de La Moncloa.

Mientras tanto Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular, trata de encontrar los apoyos y acuerdos necesarios para alcanzar la presidencia del Gobierno, lo que tiene demasiado complejo, tras el primer portazo del PNV, y la desvergüenza de poder repetirse un Gobierno Frankenstein, en palabras de Alfredo Pérez Rubalcaba.

Demasiado fuerte, como repiten ahora tantos y tantos… Pero con la delicada situación de España al medio, cualquier burla, desprecio o maltrato a nuestra ciudadanía , al país, podría suponer un delito de lesa traición.