La riqueza del mundo rural, las tradiciones, la cultura y el arraigo popular, es una asignatura pendiente para generar una mayor y más amplia diversidad turística.
Por Juan de la Cruz
Uno de los temas pendientes, dentro de la panorámica turística actual, sol, playas, restaurantes, entre otros aspectos, se encuentra en la amplia y rica oferta que podría hacer y generarse desde la variedad que se esconde, como un valor de innegable sensibilidad en el mundo rural, en las medianías, a través de sus numerosas romerías, festejos populares, artesanía, excursiones, productos locales, miradores, gastronomía y otros derivados que, según determinados núcleos y sectores, es perfectamente compatible con el turismo masificado habitual, y, que, sin embargo puede ofrecer esa otra vertiente del más que significativo ámbito patrimonial, de carácter histórico-popular que existe en el alma de esas poblaciones que, ahora, hasta debaten sobre su supervivencia.
Un debate de un gran interés en un núcleo de excepcional relevancia como es el de San Bartolomé de Tirajana, con la potencia del motor turístico que han generado los emprendedores, en base a riesgos económicos, convergencias con las diferentes administraciones –local, insular, provincial, autonómica y estatal– y que, con el transcurso de los años han posibilitado un exponente económico de una importancia capital en Maspalomas, en el sur de Gran Canaria y en toda la isla, mientras el sector rural, siempre tan luchador y despoblado, siempre tan desatendido, salvo excepciones, y que ahora pretende resurgir en esa tabla de salvación que se halla, básicamente, en el sector turístico, sí. Pero también, en el panorama de las gentes que luchan por sus lugares de nacimiento y donde desarrollan su vida.
La carne de cochino, una delicia…
San Bartolomé de Tirajana se encuentra inmerso en ese compromiso y en el punto preeminente de esa perspectiva. Y en la que convergen toda una serie de arraigadas tradiciones, de manifiestas culturas, de aspectos etnográficos y antropológicos de gran amplitud y fenomenología, gastronómicos de una amplia variedad y riqueza, folklóricos con señeras manifestaciones, religiosos, artesanales, costumbristas, paisajísticos, elaboración de productos culinarios, fabricación de elementos artesanales, una red de hospedajes entre hoteles y casas rurales…
Ahora que se acaba de celebrar la I Feria de la Mujer Rural en Fataga, como un ejemplo más, y con la riqueza que se ofrece desde todos esos sectores, existe una gran inquietud, preocupación y capacidad de esfuerzo por parte de sus gentes intentando sacar adelante el valor de la riqueza socio-popular, que existe en todos esos núcleos poblaciones de gran resistencia humana en su interior y de un extraordinario compromiso de sus habitantes.
Las romerías y procesiones, una devoción tradicional
Un reto, como tantos, y que siendo de una muy difícil complejidad y futuro, puede encontrar una salida de importancia en la expansión del fenómeno turístico. Un debate que ya se está planteando en algunos núcleos tratando de revitalizar esa sensibilidad populary de hondas raigambres por toda la extensión geográfica de San Bartolomé de Tirajana.
Son muchas las necesidades, son muchos los esfuerzos, pero una delas mayores obligaciones de un Ayuntamiento radica en velar por esa prosperidad de todos sus núcleos y posibilidad la mayor y mejor capacidad expansiva de sus gentes.