365 días, lo que se dice pronto, con un más que lamentable retraso que no hay forma humana de entender.
Ayer, domingo, 27 de octubre del año 2.024, se cumplió un año del más que significativo, llamativo y escandaloso retraso en las obras del Mercado Interminable de Maspalomas, en el transcurso de un tiempo en el que, como ha dejado constancia el periódico digital diario «maspalomasplus.com» se han producido una larga de serie de irregularidades, retrasos, cambio de paneles informativos ante la obra sin aviso ninguno a la ciudadanía, incumplimiento del contrato de al menos una empresa contratada por la obra, cambio presupuestario y otras anomalías, adversidades y extrañezas.
Al tiempo «maspalomasplus.com» ha tratado de ejercer un papel informativo, con datos, con documentos, con fotografías, como testimonio claro y notorio de tantas extrañas circunstancias que viene sufriendo en su conformación el denominado Mercado Interminable de Maspalomas. Y cuyo fin sitúan los más optimistas en el verano. Largo me lo fiais, que diría el clásico.
Un retraso, en una ciudad turística que se encuentra en la vanguardia del turismo español y europeo, con el Mercado Interminable ubicado en uno de los corazones de la ciudad, mientras los pocos trabajadores que continúan en el día a día avanzan en las obras conforme a sus posibilidades y esfuerzos.
Todos callados
Una lamentable circunstancia administrativa del Cabildo de Gran Canaria, entidad inicialmente financiadora de la obra por un importe, también inicial, en su día, por un total de casi seis millones de euros, y desde la que, no se ha facilitado la menor respuesta informativa por parte del presidente de la institución, Antonio Morales, a quien dirigimos tres cartas, tres, solicitándole una entrevista o un artículo, ni tampoco el informe, sobre tal retraso, que en su día nos prometió y todo el director del gabinete de comunicación del. Cabildo.
Siempre pensamos que las administraciones públicas que manejan los dineros que emana de los bolsillos de los ciudadanos debieran de ser transparentes de suma necesidad, con luz y taquígrafos, como las razones que amparan cualquier movimiento de tales entidades, que se deben a sus gentes.
Pero el caso del Interminable Mercado de Maspalomas, con un año de retraso, y la estirpe política callada, sin nada que decir, representa, cuando menos, una triste y penosa escenificación que nos apena a todos. Sobre todo porque, insistimos, las administraciones públicas deben de velar por los intereses de la ciudadanía y por el mayor y mejor servicio a la misma. Pero que nadie trate de calibrar la falta de transparencia, la opacidad, el silencio, el sigilo, consideramos que lesiona bastante los intereses de quienes están para servir los destinos de las gentes y del pueblo.
Sea como sea, el cumplimiento, ya, de un año de retraso en las obras del Mercado Interminable de Maspalomas, representa cuando menos, por todo lo anterior, una desconsideración de relieve en el marco de la sensibilidad y de los intereses del municipio.
Cada uno sabrá de sus responsabilidades.