Una estampa cuajada de belleza, de una verdadera, impresionante belleza. La de la Caldera de Bandama. Una joya, un obsequio un auténtico regalo de la naturaleza, que se ubica entre los municipios de Las Palmas de Gran Canaria, de Santa Brígida y de Telde.

Una ruta que se va alargando y expandiendo, paulatina, intensa, inmensamente, por los barrancos de Las Goteras y Guiniguada. Y que con una profundidad de 216 metros y 1100 metros de diámetro, se configura como una de esas estampas plenas de sabor, del más puro sabor, que emociona a todos.

Un nombre el de Bandama que deriva del comerciante Daniel Van Damme, de origen flamenco, y que se convirtió en el primer explorador por el interior de la caldera.

Se trata de un Espacio Natural Protegido, que cuenta con la presencia y abundancia de una ingente flora y fauna. Como son, por ejemplo, el cernícalo o el aguililla.

NOTA: La fotografía está captada de «Hola Canarias», de Turismo de Gran Canaria.