El Centro Comercial Timanfaya , que nunca se abrió «por no estar acondicionado», es propiedad del Ayuntamiento.
En el año 1989 se iniciaba la construcción de una amplia urbanización en lo que en aquellos tiempos era conocido como «Extensión de San Fernando de Maspalomas«, tal como se refleja en los expedientes correspondientes, y tras los pasos del «Proyecto de Viviendas. garajes y Centro Comercial (1ª fase) «San Fernando de Maspalomas«. Una obra que se extendería a lo largo de una superficie aproximada de unos trescientos veinticinco mil metros cuadrados.
Urbanización que desde hace bastantes años y ya con el paso del tiempo es conocida como «Timanfaya«. La misma esta compuesta por ciento sesenta y ocho viviendas, garajes y una cafetería con dos locales, que se corresponden con los números 49 y 50 de los correspondientes al Centro Comercial.
Un sótano, que, sorprendentemente, se extiende por debajo de la cafetería «Timanfaya«, con la numeración de locales, del 1 al 48, y que, a la entrega de las viviendas de la urbanización, en febrero del año 1992, se especifica que no estaba acondicionado el sótano. Ni lo estaba en 1992, ni tampoco el 29 de enero de 1993 cuando se procede al «reconocimiento final de obras de construcción de 168 viviendas y garajes en los lotes de 1 a 6 de San Fernando«, pero quedando «excluido el centro comercial«.

La cafetería Timanfaya y los cinco «respiradores»
«Un basurero nauseabundo y repugnante»
Así las cosas se alzan en la plaza los dos locales correspondientes a la cafetería «Timanfaya«, en el lugar que ocupa actualmente.
Un Centro Comercial, tal como dirán y se sorprenderán casi todos los lectores, el «Timanfaya«, fantasmal, y del que casi nadie, salvo los registros legales existentes en el Ayuntamiento, apenas saben algo. Pero sí lo suficiente como para conocer y percatarse de que el conjunto urbanístico y estético, que se adorna en la Plaza de Timanfaya, cuenta con otros cuatro elementos alzados, junto a la cafetería, pintados de blanco, con una pequeña puerta tercermundista, por la parte trasera.
Por la misma accedían, en su día, indigentes y mendigos, lo que llevó a poner una cadena con candado. Incluso a eliminar unas escaleras que había tras la puerta.
Esos módulos que se levantan junto a la cafetería «Timanfaya«, pintados de blanco, con una altura aproximada de unos dos metros y medio, no son más que unos peligrosos «respiraderos» del Centro Comercial, con gigantes aberturas, sin ninguna protección para quien se asome a lo alto, como hemos hecho hoy nosotros, ni tan siquiera una simple red. Un lugar, mal llamado respiradero, que más parece todo lo contrario, de donde emanan constantemente unos hedores nauseabundos e insoportables, que llegan hasta lo alto.

Por una solución sanitaria urgente
A través del hueco abierto en dichos «respiraderos«, que cuentan con una altura de unos ocho o nueve metros, van cayendo, paulatinamente, bolsas de basura que arrojan y lanzan algunos desalmados, garrafas, botellas, colillas, sillas, latas, ruedas de bicicletas, palos, papeles, cartones y que, de forma lamentable, se van acumulando, porque a los mismos no acceden los empleados del servicio de limpieza y basuras.
Más allá de otras cuestiones, porque al parecer el Centro Comercial podría haber sido adquirido por el Ayuntamiento en la década de los noventa del pasado siglo, se trata, al menos, en otros pormenores, de una cuestión de salud, sobre todo, de seguridad, y de cuidado..
