Con el calor que anda cayendo mediodía, los patitos salen a refrescarse en el estanque bajo la vigilancia de mamá pata…
Ayer pasamos, como tantos días, ante ese sugerente rincón, situado frente al graderío del Parque Sur, donde se supone que debe de habitar una muy numerosa colonia de patos, de patas y de patitos. Una colonia que, por lo que se puede apreciar con frecuencia, se debe de ir reproduciendo de un modo harto numeroso, a ojos vista de la cantidad de patitos que vemos con el paso del tiempo. Mientras otros ya van creciendo y estirándose.
De este modo ayer a mediodía, pasando ante la siempre sugerente estampa de los patitos, un lugar que ya son muchos los que conocen por la presencia de los patos, nos paramos y detuvimos una vez más, con el deseo de contemplar una imagen tan llamativa, como la que emana de ese recinto tan colorido, entre tonalidades rojizas, blancas, amarillas, marrones, negras…). Y que, cada día, se aprecia menos por estos páramos multihabitados, modernistas, y con concepciones muy diferentes de las que nos presiden a los mayores…
A este respecto hace unos cuantos días, durante una charla reposada y con un tinto de la bodega de Tirajana, que sabía a delicia, un gran amigo, notable y distinguido humanista, conversador de relieve, nos señalaba que los chiquillos de hoy denominan de modo genérico árbol a un pino, a un olivo, a un peral, a un abeto, añadiendo que del mismo modo esos chicuelos denominan pájaro, asimismo de modo genérico, a una paloma, a una tórtola, a un mirlo o a un cernícalo… Honradamente, consideramos que no le falta razón, Todo lo contrario.
Avenida de los Patos
La estampa de los patitos relajados, que apenas tendrán unos días en salir del cascarón, y nadando a su modo y manera, contemplando el paisaje de los coches, las motos y las bicicletas, desde un lugar con buenas sombras, cada día nos parece más sugestiva y llamativa.
Acaso porque esas estampas, esas imágenes, esas secuencias tienden a desaparecer de las ciudades y de los escenarios urbanos… Pero, sin embargo, el equipo de jardineros de la zona, a base de imaginación, esmero, constancia y cuidado, va creando, de forma paulatina, un área de patos en un lugar de constante circulación junto al duro asfalto, que imprime un sentido de alegría, risas y caras de asombro en los más pequeños, y también, por qué no, en los mayores…
Unas estampas tiernas de toda ternura que llaman la atención en un lugar muy señalado, en un espacio, como dejábamos constancia líneas atrás, que muchos ya conocen, al menos de una coloquial y cada día más popular, como «Avenida de los Patos«.
Los patitos continúan nadando, ignoramos si mirándonos de reojo, pero con la tranquilidad de saberse cuidados desde lo alto del estanque por mamá pata…