Las estrechas carreteras que cercan a Maspalomas, atiborradas de ciclistas, son un peligro para todos.
Por Juan de la Cruz
Las estrechas carreteras que circundan todo el municipio, muchas de ellas con pronunciadas cuestas y numerosas y peligrosas curvas, con escasas señalizaciones viarias, con pequeños arcenes, ya sea la que conduce Fataga arriba, hasta Ayacata y Tejeda, la que lleva hasta Arguineguín o Mogán, la que dirige el camino hasta Soria, o la que atraviesa El Calderín, por citar tan solo unos pequeños ejemplos de la geografía del sur de Gran Canaria, cuentan, cada día, con la presencia de más y más ciclistas. Gracias al buen tiempo imperante en Maspalomas, el mejor clima de España.
Una imagen continuada, constante y permanente de ciclistas, que, sin embargo, se encuentran en Maspalomas y en San Bartolomé de Tirajana, como un gran campo de entrenamiento, sí, pero que, a la vez, representa y supone un verdadero peligro para todos. Ante el que se hace preciso extremar todo tipo de precauciones y prevenciones, ante los riesgos que se presentan circulando por ella.
Ya sean los ciclistas, los motoristas despendolados y a todo gas de los fines de semana, los automovilistas y turistas, los autobuses… Por mor de las circunstancias expuestas, la mayoría de estas carreteras presentan las ya citadas adversidades y otras más.
Las colas de vehículos tras los ciclistas
Tan solo basta con detenerse y permanecer unos minutos en cualquier lugar, mejor en lo alto, en las cimas de las cuestas, en el esforzado reto ciclista pedalada a pedalada, todo coraje por parte de los mismos, lo que hay que reconocer en su espíritu de lucha y de superación. Pero es, preferentemente en el recorrido de las cuestas hacia lo alto, donde se ralentiza la marcha de los deportistas, entre extraordinarios esfuerzos y desafíos deportivos, para, con frecuencia inusitada, poder observar, unas largas filas de vehículos que no tienen más remedio que adaptarse y circular al ritmo y a la velocidad que marcan los ciclistas. Lo que, en ocasiones, por una serie de circunstancias, exaspera a determinados conductores.
Las carreteras señaladas y otras resultan, evidentemente, tal como hemos hablado en numerosas ocasiones con ciclistas, todo un ejemplo de superación para ellos. Y, también, todo un riesgo para todos. Más, aún, los fines de semana, en los que son numerosos los tirajaneros, grancanarios y visitantes que tratan de pasar un día de recreo por esos tan comprometidos lugares con una circulación arriesgada.
Unas carreteras mal cuidadas y desatendidas por el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana y el Cabildo de Gran Canaria, en las que no abunda, lamentablemente, la presencia de la Guardia Civil, y por parte de quienes muchos se merecen que los agentes echen mano del recetario por su imprudente, temeraria y peligrosa conducta en las carreteras.