La irresponsabilidad, indiferencia y el pasotismo de Pedro Sánchez, Marlaska y Angel Víctor Torres hace que sigan llegando pateras y cayucos a Arguineguín
Por Juan de la Cruz
Pues claro que continúan llegando pateras, cayucos y lanchas neumáticas con decenas y decenas de inmigrantes ilegales africanos al muelle de Arguineguín, en el sur de Gran Canaria, en una secuencia repetida y constante por más que, durante unas semanas, no lleguen a las costas de Mogán las pateras, los cayucos y lanchas habituales.
Ayer un nuevo cayuco llegaba al muelle de Arguineguín, con 21 inmigrantes ilegales africanos a bordo. Una llamada al Centro Coordinador de Emergencias, una operatividad humana de extraordinaria consideración y responsabilidad, como siempre, de los equipos operativos de Salvamento Marítimo, una revisión por parte del Centro de la Cruz Roja…
Siempre, claro es, pateras, cayucos y lanchas neumáticas con una ingente cantidad de inmigrantes, procedentes preferentemente de Marruecos, de Senegal, de Mauritania, como en otra ocasiones llegan desde otros países africanos en esas rutas que nadie es capaz de entender. Aunque quizás si lo entiendan de un modo absolutamente irresponsable Pedro Sánchez, presidente del gobierno de España, Fernando Grande Marlaska, ministro del Interior, y Angel Víctor Torres, ministro de Política Territorial, y para más inri, canario y secretario general del PSOE.
¿Dóndé y de qué viven los ilegales africanos? ¿A qué se dedican? ¿Quién los custodia?
Unas llegadas migratorias constantes, permanentes, vergonzosas, mientras la dinámica social de las islas Canarias acusa la continua llegada de tantos y tantos inmigrantes sin papeles, que pueblan y transitan por las calles de unos y otros municipios, sin que nadie sepa quiénes son, de dónde proceden, dónde residen, de qué viven y quién les da cobijo.
Una situación insólita y dura que ya forma parte del paisaje social y humano habitual de Canarias entre los correspondientes temores de quienes se los encuentran con la cotidianeidad de la frecuencia, del ocio, de la falta de trabajo, que tal vez sea porque no quieren, y porque, quizás, no lo necesiten, por alguna misteriosa razón. Pero lo que es ver trabajar a los inmigrantes ilegales africanos, desde el mayor sentimiento humanitario, que conste, no resulta demasiado fácil, salvo excepciones…
¿O es que usted, lector, se los encuentra frecuentemente en andamios, en el mundo rural , cuidando del ganado, recogiendo mangas o papas? Probablemente no.
¿Y…?
Pues eso nos preguntamos Y a dónde van, quién los dirige, dónde viven, en qué se ocupan… Poco a poco, sin embargo, usted los puede ir viendo caminar con tranquilidad, sin prisas, con un teléfono móvil de alta generación y pasando el rato… Todo ello, como siempre, con la misma tónica. La que marcan, con supina tranquilidad criminal, las mafias que operan a caballo entre los países emisores y receptores de tantos y tantos seres humanos, con los que trafican de forma escandalosa, ruin, mientras se forran, con otras operaciones de esas llegadas impresionantemente masivas a las costas española de Canarias.
¡Cosas veredes de la España sanchista…!
Fotografía: «maspalomasplus.com»