Legalmente, de los concejales elegidos; moralmente, de lo que determinen los mismos. ¿Son tránsfugas? Así lo señala el diccionario de la RAE.
Por Juan de la Cruz
En los pasados comicios municipales, que tuvieron lugar el 28 de mayo de 2023, el partido Nueva Canarias-Bloque Canarista alcanzó en el municipio de San Bartolomé de Tirajana, cinco concejales, gracias a los 3.290 votos, que representaban el 16,7% de los electores.
Cinco concejales, con Samuel Henríquez Quintana a la cabeza, que fueron desempeñando su labor edilicia, de forma más bien escasa y poco práctica. Y ya, en 2025, comenzaron las fricciones, las desavenencias y hasta el abandono de los cinco concejales que lograron el acta por el partido Nueva Canarias-Bloque Canarias ante lo ola expansiva del partido «Municipalistas Primero Canarias» que estaba poniendo en marcha Teodoro Sosa, alcalde de Gáldar, que cuenta con 19 concejales por tan solo uno del PSOE y uno de Unidos por Gran Canaria, y que también ejerce como vicepresidente segundo del Cabildo de Gran Canaria, y consejero de Presidencia y Movilidad Sostenible.
Sin embargo, por una serie de cuestiones, como el que se trata del largo debate de la duda, los cinco concejales de Nueva Canarias-Bloque Canarista en San Bartolomé de Tirajana, decidieron abandonar el partido en el municipio por el que se presentaron, mientras, eso sí, se quedaban con el acta concejil logrado en las urnas, pero representando a Nueva Canarias-Bloque Canarista.
Empezó un fuerte debate de severos zarandeos entre las dos partes en litigio. Esto es, por Samuel Henríquez, por un lado, y Román Rodríguez y Carmelo Ramírez, por Nueva Canarias, que se ha reproducido escasos días, escritos de dureza entre ambos. Ya se sabe, pues, que lo que une, une, y lo que desune, desune. Y mientras los autodenominados renovadores de Nueva Canarias conspiraban, primero clandestinamente, y luego, ya, en público, pretendían tomar el poder del partido, por las buenas, o por las malas, o sea, «manu militari«, sin aguardar al Congreso que se celebraría en julio.
Entre la legalidad y la moral
El caso es que, con el comienzo del curso político, si bien es verdad que el curso político se retrasa más de la cuenta, el acta de un concejal, por mucho que se presente por un partido, pertenece al concejal. Hasta ahí, el tema. Pero, moralmente, lo que supone una cuestión diferente, es que el acta de un concejal se obtiene bajo las siglas de un partido. Pero eso no importa lo más mínimo. Y ahí surge la pregunta ¿no importa el planteamiento moral con tantos votos que, como todos sabemos, se toman por el anagrama de la papeleta y se deposita en las urnas de la democracia?
Tras el tiempo transcurrido en el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana desde que los cinco concejales abandonaron Nueva Canarias resulta evidente que el rumbo de los concejales fugados de Nueva Canarias, ha cambiado bastante, porque andan anclados en la órbita de «Municipalistas Primero Canarias«. ¿Y cómo converge, entonces, la actuación de los cinco concejales que se presentaron en las listas por Nueva Canarias pero que ya no pertenecen al partido y están, ya, trabajando con su operatividad correspondiente con el partido que lidera Teodoro Sosa?
Entre la legalidad política y la moral personal resulta evidente que hay un trecho grande. Tan grande, en este caso, como el de los intereses personales que priman en el ánimo de quienes una vez al mes se llegan hasta la casa consistorial de Tunte, acuden al pleno municipal, y hasta la próxima… ¿Son tránsfugas los mismos? Pues claro, según el diccionario de la Real Academia Española: «Tránsfuga proviene de latín transfuga, persona que huye de una parte a otra. Persona que pasa de un partido a otro«.
Por lo que allá cada uno con sus planteamientos morales, pero en primando otros intereses, y más sin son políticos, qué quieren que les cuente…
NOTA: En la fotografía Samuel Henríquez y Román Rodríguez. Eran, claro es, otros tiempos.