Ya es hora de que el Gobierno de España actúe con la mayor severidad y contundencia contra las mafias criminales
Por Juan de la Cruz
La llegada a Arguineguín la pasada semana de otro cayuco más repleto de subsaharianos, tras unas semanas de tranquilidad, puso una vez más sobre el tapete de la actualidad la actuación criminal de las mafias que operan con total impunidad, mientras las calles grancanarias se continúan desbordando de inmigrantes ilegales.
El periodista tiene que dejar constancia por delante la imperiosa necesidad de la solidaridad y auxilio humanitario con todos aquellos que llegan extenuados hasta las costas canarias, en un anhelo vital para seguir adelante, dejando atrás familias, raíces, sentimientos, historias, que, por fuerza, van quedando atrás. Huyen del desgarro de unos regímenes saturados de crisis económicas, políticas, humanitarias, sociales, que agotan a tantos y tantos que, de todas las edades, optan por embarcarse ¿en pateras, en cayucos, en lanchas neumáticas?
¿Y resistir una larga serie de días en una patera, en un cayuco, en una lancha neumática, en donde no pueden moverse ni un centímetro, tal cual las imágenes que se nos ofrecen? ¿Cómo se puede pasar unos cuantos días en esas embarcaciones, aguantando la severidad del sol, el frío de la noche, el espacio mínimo vital para unos cuantos días al aire libre? ¿Y la alimentación? ¿Y la bebida? ¿Y el cansancio? ¿Cómo se descansa, si no hay el más mínimo espacio para tumbarse? ¿Y las necesidades fisiológicas? ¿Y la vehemencia de la mar cuando golpea y sacude con fuerza? ¿Todo un puñado de días en estas condiciones?

Las mafias criminales
Las mafias criminales actúan como agentes intermediarios sin mayores problemas, bien coordinadas, sin mayores preocupaciones, por la indigencia moral, la inhibición y el pasotismo del gobierno de Pedro Sánchez, con sus ministro como Fernando Grande Marlaska, de Interior, o Angel Víctor Torres, del gobierno de Mohamed VI, rey de Marruecos, de Mohamed Ould Cheikh Ghazouan, presidente de Mauritania, de Bassirou Diomaye Faye, presidente de Senegal…
La bajeza moral de las mafias criminales resulta de tal calibre que todos temen a sus dirigentes y a sus operativos, que actúan con una destreza criminal de cárcel de máxima seguridad… Y los cientos y miles de inmigrantes ilegales africanos que llegan a la costa canaria, caminen donde les lleve el azar, peregrinan por esos mundos, en un amplio porcentaje, con su teléfono móvil, tan vital para ellos, como guía orientativa de tantos y tantos avatares y/o preparativos para su día a día, tal cual se mueven por las calles de Gran Canaria donde su avance y presencia es notoria, sin que a la mayoría de ellos se les conozcan domicilios, trabajos, ocupaciones.
Algo se mueve, cada día un poco más y con un futuro de peores perspectivas sociales cuando llegando a la tierra prometida., donde siembran sus dudas y temores, donde cultivan su presencia deambulando sin saber nada ni nadie de su existencia, de su mantenimiento, de su día a día…
¿Y quién actúa o se atreve a actuar con toda la contundencia y capacidad operativa posible con las que cuentan los gobiernos y que deberían de aplicar contra las mafias criminales?
La respuesta, a fecha de hoy, es bien sencilla: Nadie. Más, la realidad, es la que la es…
Fotografías: Cruz Roja Española