Las cosas de la política son como son y no, solamente, como parece que desean algunos.
La presentación de la moción de censura en el municipio de Valsequillo para cambiar a su alcalde, Francisco Manuel Atta Pérez, parece que ha generado un mosqueo de aquí te espero a un concejal que poco o nada tiene que ver con Valsequillo en sí. Pero los intereses de las conjunciones de cada uno es la que es.
Ahora un concejal que anda por esos páramos del mundo mundial, viviendo de p. m. de la política, se ha cabreado de modo notorio por esa moción y ha mostrado su malestar público ante la iniciativa. Mientras tanto, la moción avanza firme hacia su debate final, impulsada por los grupos municipales Asamblea Valsequillera, El Cambio Necesario PSOE-VPL, Plataforma Vecinal por Valsequillo Tajinaste, y la concejala no adscrita Lucía Melián Alonso, quienes aseguran que buscan “iniciar un nuevo tiempo político basado en la responsabilidad, la participación y la buena gestión al servicio del interés general”.
¡Ay, con los «políticos» provincianos!
De esta manera Valsequillo se suma a las últimas «movidas» que están acaeciendo con intensidad en la vida política desparramada por Gran Canaria, por esa serie de caprichos anárquicos varios que están agitando, sobremanera, la dinámica política por la geografía insular. Que hay que currarse las poltronas y de ahí las peleas a navajazos, a cuchilladas. En sentido figurado, eso sí.
Pero ese concejal, que huele a transfuguismo, que vive de maravilla en ese panorama, de por los pagos de San Bartolomé de Tirajana, un poco lejanos de Valsequillo, unos 50 kilómetros, ha sentido un dolor en su amplia y variable segmentación política. Y es que en estos recorridos plagados de vericuetos no todos los caminos de rosas. Que ya sabe que los rosales echan espinas..
