El gobierno municipal de San Bartolomé debiera de ser más riguroso en sus responsabilidades.
Por Juan de la Cruz
Si los lectores de «maspalomasplus.com» pasan revista a la hemeroteca de nuestro periódico diario, a pesar de las limitaciones, tratamos de ir pasando revista, día a día, a la actualidad, considerando una serie de vertientes ilimitadas que van desde la consideración a los propios lectores, a punto de alcanzar ya la cifra de 3.500 suscriptores en Facebook, en un aumento permanente, así como de ese repaso a la panorámica diaria.
Desde el reconocimiento de aciertos en la gestión municipal a la crítica en otros, en esa ambivalencia que se cierne en Maspalomas, tan viva como palpitante, donde crece notoriamente el turismo y queda encaramado en los principales lugares de España y de Europa, como otras vertientes bastantes contradictorias como las que emanan de una desatención severa que se presta y se ofrece en el corazón municipal y en la playa.
Diferencias ostensibles que, sin embargo, conforman ese pulso y ese reto del municipio en su día a día.

Graves problemas
Sin embargo hemos de incidir en que el centro neurálgico de la población y sus límites más próximos, como es el de la marca Maspalomas, con manifiesta belleza y atractivos, hay otros parámetros dignos de que el alcalde, Marco Aurelio Pérez, el primer teniente de alcalde, Alejandro Marichal, y sus equipos, que tan responsables son unos como otros en una coalición como la del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, se vuelquen en frenar y solventar las graves manchas de las que nos hacemos eco en campos como el chabolismo, la indigencia, la riada de vendedores ilegales, y, como denuncia hoy Nueva Canarias, la delincuencia. Además de otros como son los basureros en el centro, los aparcamientos descuidados…
Los cargos políticos, que son personas de confianza en nombre de los ciudadanos, deben de estar, como se dice popularmente, a las duras y a las maduras. Y lo mismo que se viaja y se festejan los grandes acontecimientos, también deben de tener en cuenta que las cruces de los descuidos y desatenciones también pesan lo suyo. Aunque algunos munícipes pasen demasiado de sus competencias.