En la misma linde del Mercado Municipal kilos y kilos de basura, botellas de cristal rotas, cartones, lonas, miles de restos de latas de conservas…

En ocasiones duele informar. Sobre todo cuando en una ciudad eminentemente turística, como es el caso de Maspalomas, y en uno de sus núcleos centrales, junto a una obra eterna, que ya lleva casi un año de retraso y lo que resta, por la negligencia y dejación de funciones de quien corresponda, junto a un espacio que utilizan todos los días numerosos ciudadanos como aparcamiento público de sus automóviles, que linda con uno de los laterales de la obra del Mercado Municipal –perdón, de las eternas obras del Mercado Interminable–, se almacenan día a día más y más bolsas de basura, botellas rotas de cristal, cartones, lonas, neumáticos de coches, garrafas, tablas, desperdicios…

Sorprende que a tan escasos metros de la avenida Alejandro del Castillo nadie se haya percatado de cómo la basura se va expandiendo por toda la valla de la zona, unos trescientos metros, extendiéndose, cada día de forma más intensa, ese olor de basurero, con riesgo de infecciones, y de un sorprendente pasotismo de quienes transitando por las cercanías, así como otros responsables de servicios públicos en determinadas áreas, pareciera que no se inmutaran lo más mínimo… Cada uno sabrá de sus misiones, funciones y responsabilidades.

El periodista avanza unos trescientos metros captando fotografías, con esa impresión humana, moral y ciudadana que desgarra el ver cómo uno de los centros neurálgicos del municipio, se va abarrotando de basuras malolientes y apestosas, de olores nauseabundos, de excrementos humanos, de inmundicia, de abandono público, de desidia, de irresponsabilidad…

Uno se dice a sí mismo «¡Pero qué esto…!«. Y recuerda que hace un año denunciaba la nueva toma del edificio turístico abandonado en el Mirador del Campo Internacional, ocupada por vagabundos. Por cierto, en otro enclave de extraordinario relieve y consideración como es el mismo… El mismo se limpió debidamente y se expulsó a los okupas… Pero hace dos semanas, tan solo, desde el periódico digital «maspalomasplus.com», volvimos a denunciar la nueva ocupación e invasión de indigentes en el mismo lugar…

Llegando al final de la alambrada, tras cruzar una explanada con el camino que alcanza a la arboleda que da para el barranco, nos encontramos con una serie de chabolas y de tiendas de campaña por parte de otros, que van aprovechando tanto descuido y falta de vigilancia, para ir levantando sus «viviendas«, por darle un nombre… A la espalda del Mercado Municipal, con una obra que pareciera la del monasterio de El Escorial, ya se encuentra el barranco de Maspalomas, cuajado en la zona de las «viviendas» de más basura, de más miseria, de más dejación de funciones y responsabilidades. de más abandono, mientras se divisa a escasos centenares de metros el Centro de Salud…

Un nuevo núcleo chabolista y marginal conformado, al parecer, por personas de diferentes nacionalidades: senegaleses, rumanos, italianos y españoles. El efecto llamada se reproduce poco a poco en el nuevo núcleo chabolista de Maspalomas, del que hoy dejamos constancia manifiesta, clara y expresa con las instantáneas fotográficas…

¡Qué contradicción! ¡Qué tremenda contradicción…! En uno de los centros más señalados de un municipio turístico, de un señalado prestigio tanto de España y de Europa, en una zona, en una isla y en un archipiélago donde el turismo de playa –a tres kilómetros escaso del lugar–se conforma como el motor principal de la economía, junto a las variables, que emanan del turismo, hoteles de alto standing, complejos residenciales, restaurantes, centros comerciales, tiendas de moda, cafeterías, heladerías, terrazas, boutiques y otros establecimientos, se va levantando un núcleo chabolista, que crece de día en día, entre la indiferencia de tantos y tantos que sin duda alguna van percibiendo su aumento, sin concederle mayor importancia.

¡Qué imagen tan desgarradora, tan dolorosa y tan severa para todos…!