Los españoles celebran en Maspalomas la gran victoria ante un equipo fuerte, mientras los alemanes se desesperan a pesar de un arbitraje a favor de los germanos
Por Ignacio Cáceres
Maspalomas se ha llenado, una vez más, de gritos de apoyo y de celebraciones de los aficionados al fútbol que se han lanzado a las calles, con cientos de banderas nacionales, para celebrar el gran triunfo de la selección española por dos goles a uno frente al equipo alemán en el transcurso de un partido muy disputado, de poder a poder, y en el que el árbitro ha actuado descaradamente a favor de los germanos, y que debería de haber expulsado al jugador. ya ex madridista, Kross por roja directa en el primer tiempo, tras haber lesionado al jugador canario del Barcelona, Pedri, en una muy lamentable entrada del alemán.
La actuación del árbitro no ha resultado óbice, a pesar de su parcialidad, apara que, en medio de un gran esfuerzo, sacrificio y tesón, el combinado nacional español se haya impuesto con coraje, deportividad y una tremenda capacidad de aguante y contención a la escuadra germana, en su propio país, en su propio campo, y con una afición demasiado exaltada en las gradas contra el pundonor y el bien y buen hacer futbolístico de los españoles.
Pero ante la selección española, con una extraordinaria fuerza, que se adelantó con un golazo de Dani Olmos, con su ventaja por delante, a pesar de que desde ese momento se inclinara más jugar al conservadurismo, para fomentar el cansancio y desesperación de los germanos en la segunda parte, sin embargo lograron empatar el partido a falta de un minuto tan solo para el final del encuentro.
Una prórroga de extraordinario ímpetu, con gran empuje por parte de la selección española, con ese pundonor que distingue siempre al equipo español, y que ha logrado de apear del Campeonato Europeo a una selección fuerte como la alemana, que, desde antes del partido se consideraba superior a la española. Y ahí radicó uno de sus grandes errores. No es una opinión nuestra. Ahí está la prensa.
«¡España, España, é, oé, oé»…!
Y mientras las banderas españolas se agitan por las calles y lucen en numerosos balcones de Maspalomas, con cánticos de «oé, oé, oé«, «campeones, campeones«, y otros gritos de alegría deportiva, los numerosos hinchas alemanes, residentes en este hermoso rincón del sur de Gran Canaria, donde conforman una muy numerosa colonia, han visto cómo se decaían todas sus expectativas, cuando a un minuto del final, y cuando ya casi todos esperábamos la llegada del cara y cruz de los penaltyes, un espectacular cabezazo de Merino, que pasará a la historia, por la inmensidad del salto y el giro de la cabeza, ha eliminado de un zarpazo a la selección nacional de Alemania.
Los bares, las cafeterías, los hoteles de Maspalomas, se han visto invadidos por ese encuentro de ambas aficiones, entre los nervios y la pasión, entre las emociones y las inquietudes, con un arbitraje a favor del conjunto alemán. Y mientras los españoles mostraban su más inmensa alegría, los seguidores alemanes, han notado el zarpazo de la derrota ante el gran equipo español que ha luchado de forma extraordinariamente manifiesta
Maspalomas, esta tarde noche, se viste con la invasión de los colores rojo y gualda, con el ondear de las banderas españolas, con una inmensa alegría, tras un gran partido por parte de todos los jugadores del combinado nacional español, y que el próximo día nueve pasará a disputar uno de los dos partidos de las semifinales, camino de la gran final del 14 de julio, mientras que el conjunto alemán, desde su extraña superioridad, ha salido eliminado, sobre todo, pasando revista al encuentro, por la sensacional actuación del conjunto de Luis de la Fuente, con un plantel de jugadores de extraordinaria talla futbolística.