Los vendedores ilegales africanos continúan invadiendo todos los días grandes espacios de la playa de Maspalomas en una competencia desleal a tiendas y centros comerciales.
Por Juan de la Cruz
No hace falta esconderse en ningún anonimato periodístico, que sería lo más fácil. Lo que señalamos con todo respeto y consideración, que nadie se nos adelante por el carril del sentimiento humanitario.
En su día dejamos constancia, ya, de la presencia de estas legiones de vendedores ilegales africanos, la mayoría de ellos procedentes de Marruecos y de Senegal, Y, como consecuencia, en unos días, se limpió el paseo de la playa de Maspalomas.
Posteriormente, hace ya unos cuantos meses, de repente, aparecieron por la playa de Maspalomas, uno de los centros de mayor atención y fluidez del turismo, los miembros de una brigada de la Policía Local de San Bartolomé de Tirajana y, con su sola presencia, sin mayor necesidad, los numerosos vendedores que ocupan buenos espacios de la playa desaparecieron a toda velocidad, con su mercancía envuelta en las sábanas. Pero, eso, solo unos días.
Unos días tan solo. Un mínimo puñado de días.
Gorras, bolsos, toallas, pulseras, relojes…
Porque poco después los vendedores y las vendedoras ilegales africanos, instalan sus pequeños puestecillos de venta de baratijas, gorras, toallas, pulseras, y otros, de falsificaciones, bolsos, monederos, gafas, camisetas, cuadros, y de otros reclamos de todo tipo llamando la atención de los numerosos paseantes que se dan cita, de modo permanente, a lo largo de la playa de Maspalomas, en ese desfile incesante de miles de turistas que caminan tranquilamente por la belleza del paseo marítimo,
Una venta ilegal que, además, presenta sus ofertas y que hacen su daño a las tiendas de los centros comerciales y otros que trabajan y que luchan, desde la legalidad, afrontan sus impuestos, y que se esfuerzan aprietan el cinturón, como solemos hacer casi todos, contra la gravedad de la crisis económica que todo lo arrasa.
… Y en un lugar tan llamativo, tan céntrico, tan cualificado, como es y se presenta a lo largo de la playa de Maspalomas, sobre todo alrededor del Faro de Maspalomas, se instalan, todos los días, una legión de vendedores ilegales que, en honor a la verdad, generan su daño en la economía turística de Maspalomas, como otros muchos vendedores ilegales se cuelan por entre las terrazas y las cafeterías.
Lo que señalamos, reiteramos, nuevamente, con el mayor respeto y consideración, y evitar que otros nos tachen de lo que no somos.
Pero la ley está para su cumplimiento por parte de todos… Unas rondas de la Policía Local del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana no vendrían nada mal en la defensa de los comerciantes y de la mejor imagen de Maspalomas.