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21/11/2025 00:46

El paseo de los patos en Maspalomas

La verdad es que estos días el calor parece apretar de nuevo y los patos de Maspalomas intensifican sus paseo y baños…

Este verano, que ya está a punto de finalizar, según la división de las estaciones del tiempo, el calor ha sacudido fuerte. Ha habido días, como prosiguen ahora, a 12 de septiembre, que el calor pareciera haberse detenido en el tiempo. Fueras por donde fueras, el supermercado, una cafetería, un alto en el camino, la farmacia, siempre te sacudían lo mismo:

— ¡Vaya calor que está haciendo este año…!

Y uno, intentando ser cortés y delicado, responde:

— Claro. No olvide usted que estamos en verano. Y si el 15 de julio (festividad de Santiago Apóstol, patrón) o el 24 de agosto (festividad de San Bartolomé), pues ya me dirá cuándo va a hacer calor…

Algún vecino de mostrador o de asiento hace una incursión en la charla:

— Perdonen ustedes que me entrometa en su charla… Pero esto es cuestión del cambio climático…

El periodista estima que lo del cambio climático, al menos por Maspalomas, donde se encuentra el mejor clima del mundo, según estudiosos y expertos, no parece demasiado acertado, en esta estación continuada del buen tiempo y donde gracias al impulso turístico la zona ha cogido un auge con el turismo como motor de la economía…

Un poco más tarde se echa a caminar por San Fernando, baja por la Avenida Alejandro del Castillo, bordea el Parque Sur, donde una serie de jóvenes se parten el pecho en sus entrenamientos futbolísticos, como si con ellos no fuera el calor del mediodía, y se pasa a la acera por donde campan los patos a sus anchas y que, experimentando el calor en su cuerpo, se pasean y bañan con tranquilidad, sabiendo que el paisanaje que se cruza ante ellos solo los mima con algo de comida y que, al tiempo tratan de fotografiar a los patos.

La reunión de los patos denota, sobre todo, tranquilidad, sosiego, relajo.

Pasa otro paisano y exclama:

— ¡Joder…! Uno aquí, reventado, con nueve horas en el hotel, sin parar, y los patos… Los patos viven como dios… ¡Quién fuera pato…! Mejor dicho, pato, perro, gato… Un mascota. Ellos no tienen problemas de trabajo, ni de comida, ni de baño… Ni tan siquiera con los impuestos y la voracidad de Hacienda…

El periodista se ríe y añade:

— No lo diga usted muy alto y no dé ideas. Que ideas como las suyas el Gobierno las caza al vuelo, y en menos que canta un gallo nos meten un impuesto por mirar a los patos…

El trabajador se despide…

— Pues sí. Si aquí pagamos por todo… ¿Y la cesta de la compra, qué? Si esto está imposible… Ni trabajando todo el puñetero día…

Los patos, testigos impasibles de la charla, se vuelven a su tranquilidad en las aguas, sin necesidad de enredarse en conversaciones bizantinas…

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