Las fotografías de las tuberías viejas, rotas y a la vista de todos, que les ofrece «maspalomasplus.com», son fruto de una política de años.
Por Juan de la Cruz
Los documentos fotográficos que les ofrecíamos ayer en «maspalomasplus.com«, como las que publicamos hoy, con las imágenes de unas tuberías aéreas tan viejas como desgarradas, con enormes mordiscos en la tierra, de unos veinte metros de altura, como se percibe en la calle Oceanía, entre el aparcamiento Municipal y Canaragua, llevan mucho tiempo así. No nos engañemos. A la vista de todos. Inclusive de cuantos obreros, técnicos y expertos se mueven desde hace unos siete u ocho meses por aquellos parajes trabajando en las obras de reforma medioambiental en el palmeral de Maspalomas.
Unas imágenes deleznables, en un lugar nauseabundo, que no han llamado nunca la atención, se supone, de ningún miembro del Ayuntamiento. Ni tan siquiera, se supone, cuando el pasado 19 de marzo se procedió a la inauguración del Minisat-1, con todos los protagonistas e invitados, a tan solo siete u ocho metros de distancia, de un tremendo desnivel, sin la menor protección, que desemboca, entre las tuberías viejas, rotas, desgarradas, en un basurero, con veinte metros de altura. Cuando al lado mismo de ese espacio, hay otra plaza bien diseñada y con la protección adecuada.
Una manera de hacer política
Estos olvidos y dejaciones son propios de una manera de hacer política. De hoy, de ayer, de antes de ayer… Pero más sorprendente, aún, es imaginarse, tal como pudimos apreciar unos días antes de la inauguración del Minisat-1, cómo una brigada de trabajadores aseaba la plazoleta ante la celebración del acto oficial, sin que nadie se percatara de aquel peligroso precipicio, ni de esa desagradable estampa de las tuberías que, además de viejas y rotas, dejan constancia de una imagen de abandono político total. ¿De quién? ¡Qué más da…!
Son las tuberías de hoy; son las chabolas de ayer; son las obras del Mercado Interminable de Maspalomas, que hoy, ya, alcanzan los 544 días de retraso. Y, oiga, ni una sola voz en contra de ninguno de los partidos en el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana. Total ¡para qué…!
Ya apenas se escucha el clamor de la responsabilidad. Perdón, eso sí, entre la ciudadanía popular, que es la que siente de verdad el sentido y el funcionamiento y los pormenores de la política municipal… Porque otros están y se encuentran muy ocupados, ocupadísimos, con muchos quehaceres y obligaciones y compromisos en sus altas responsabilidades. que apenas tienen tiempo para nada.
¡Qué severidad, la de la vida política…!