Maspalomasplus.com

29/09/2025 14:33

Con diez campanadas en la iglesia de San Fernando de Maspalomas, el reloj marca las 2,15 y desayunas en «El Churrito»

Las campanas de la iglesia de San Fernando de Maspalomas y el reloj marchan cada uno a su bola y por libre

Esta mañana estuvimos tomando un choloclate acompañado con unos deliciosos churros madrileños, que saben, claro es, a gloria bendita. El lugar, por supuesto, tal como ya hemos señalado en otras ocasiones desde estas páginas del periódico digital «maspalomasplus.com«, se denomina «El Churrito«, situado en las proximidades de la iglesia de San Fernando de Maspalomas. Un establecimiento que regenta Tomás Grimón Viñoly, un gran tipo, siempre sonriendo, amable siempre, siempre servicial, con un plantel de buenos colaboradores, como su hija Zaida y Omar, con las mismas características del jefe, que sacan adelante el trabajo en ese pulso del día a día.

En la terraza, corre un poco de aire, afortunadamente en medio de un puñado de sombrillas. Saboreamos con deleite esos churros, que son una maravilla de la casa, con el deleite de ese manjar español tan propio, y que, una vez más, que recomendamos a nuestros lectores, suscriptores y amigos. Un desayuno sencillo pero delicioso, junto a una charla en medio del batiburrillo de mesas, donde se oye inglés, se escucha italiano y hasta otros hablan árabe, en esta zona eminentemente turística, combinando otras delicias que salen de las dependencias de la cocina de «El Churrito«. Un lugar que se ganó, hace tiempo, el nombre de la calidad, por la esencia que se prepara en la cocina, como resultan, por ejemplo, bocadillos de vuelta, de pechuga, de lomo, de bacon, de pata de cerdo, de pan con tomate, de jamón, de queso, y sandwichs con un largo listado de variedades.

De repente se escuchan diez campanadas, diez, que se expanden por las aires desde el campanario de la iglesia de San Fernando de Maspalomas. Más, sin embargo, alzas la mirada hacia el reloj de la iglesia de San Fernando de Maspalomas y el reloj, no sabemos si adelantado o atrasado, marca las 2 y cuarto. No sabemos, por tanto, si son de la madrugada o del mediodía. Eso le corresponde al relojero, para no confundir a la feligresía ni a cuantos se dejen llevar por la guía del reloj eclesial.

Los comensales del desayuno charlan de una serie de cosas mundanas y al alcance de todos, y así no entramos por otros vericuetos que resultan más complejos, como son la crisis económica, la imparable subida de los precios incluidos los productos básicos y elementales, pan, leche, huevos, pollo, verduras, frutas, por poner unos ejemplos, con los que todos los días nos llevamos un buen susto en la compra.

De repente, uno de los comensales apunta:

— Bueno, la verdad es que lo importante son los churros, que están de maravilla…

Y apunta:

— Y si se solventa y ajusta la hora del reloj, mejor que mejoer, apunta otro.

Y nos levantamos como ese sentido del placer que emana con unos buenos churros que arrastran a tantos y tantos hacia el establecimiento «El Churrito«.

Una buena terraza con una buena sombra en «El Churrito».

«El Churrito», por cierto, también cuenta con otro local en Vecindario, denominado «Siboney».

 

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