Las aguas de Nueva Canarias bajan turbias. Los denominados renovadores querían hacerse con el mando. pero les han cerrado el paso.

En ese pequeño grupo figuraba Samuel Henríquez Quintana que no tuvo el gesto ni el coraje político de responder a la propuesta de una entrevista con «maspalomasplus.com«, ni tan siquiera a la invitación de escribir un artículo sobre las anomalías del Mercado Municipal de Maspalomas–.

El pretendido grupo de la revuelta en Nueva Canarias, conformado por los alcaldes de Agaete, Agüimes, Gáldar, Tejeda, Santa Lucía, Santa María de Guía y Valsequillo y los presidentes de las asambleas locales de Arucas, Firgas y San Bartolomé de Tirajana, se levantó en armas con el objetivo de quitarse del medio a Román Rodríguez y Carmelo Ramírez de una tacada. Y, de repente, se levantó una gran polvareda informativa que ha dejado al partido de sus amores hecho unos zorros. Como bien deben de saber los sediciosos, como Samuel Henríquez Quintana, jefe supremo de Nueva Canarias en San Bartolomé de Tirajana.

Había conversaciones y reuniones a todas horas y en todas partes. Nueva Canarias sufría y padecía un desgaste profundo. Quizás porque las prisas son malas consejeras. Ni acuerdos ni visos de aproximaciones. El melón se había abierto. Pero…

De repente se produjo la más que inesperada moción de censura en Guía en contra el alcalde, Pedro Rodríguez, de Nueva Canarias, forzada por un conglomerado de partidos (Unidos por Gran Canaria, Ahora Guía, PSOE, PP y CC, lo que se dice pronto) que han dejado atónitos a la facción renovadora de Nueva Canarias, tras su movimiento de ajedrez de colegio.

Quizás los autorenovadores desconocen que la política es camaleónica y que hay que conocer en profundidad los terrenos del adversario, porque los mismos se encuentran ojo avizor. Y la bronca interna de Nueva Canarias quedó atascada a la espera de que amainara el tiempo. Hoy, 17 de septiembre, el alcalde de Guía ha perdido la moción de censura en Guía. Y, a partir de ahora, pues eso. Lo que unos y otros vayan decidiendo en medio de la grave crisis en la que se haya sumida Nueva Canarias.

A las cabezas visibles e invisibles de los renovadores y a quienes se les han bajado bastante los humos desde el principio de su revuelta, se supone que no calibraron demasiado bien sus fuerzas ni las de los adversarios ( o, ya, más bien, enemigos).

Tras la moción de censura los renovadores, menos Pedro Rodríguez, tras haber dado pábulo y airear a todo trapo sus planteamientos, recogieron los bártulos y se refugiaron en el silencio estival, esperando a que escampara lo antes posible.

Mientras tanto Samuel Henríquez Quintana, todavía jefe de Nueva Canarias en San Bartolomé de Tirajana, ya sabe que los disparos de su partido, contra cuya dirección se rebeló, ya le pasan rozando.

Y es que con la salida de Pedro Rodríguez de la alcaldía de Guía no se resuelve la batalla que plantearon los renovadores, como Samuel Henríquez Quintana, al que no le gustó nada en absoluto el tener que abandonar la primera tenencia de alcaldía en San Bartolomé de Tirajana. Pero de ese cargo a quedarse solo como portavoz de Nueva Canarias en San Bartolomé de Tirajana, él mismo.

Pero así de cruel y de tirana y de zancadilleos y de puñaladas es y se conforma una parte de la vida política, en la que tanto huele a podrido, como bien debiera de saber, Samuel.

Lo que es un hecho evidente es que tras el planteamiento de la moción de censura en Guía ¿dónde quedaron aquellas asambleas y tratar de seguir difundiendo las propuestas renovadoras?

No nos engañemos. Como dice la canción. En el fondo del mar, mientras emprendían la retirada silenciosa…

Y que se anden con ojo los de Nueva Canarias por otros municipios que el pescado no se vende barato…

A ver cómo los perdedores como Samuel Henríquez siguen explicando sus tesis recordando las presentaciones en la exponíais que la renovación “obedece al análisis de los últimos resultados electorales, a la escucha permanente de aquellos que están más cercanos a la ciudadanía y a la militancia que les trasladan la necesidad de abrir un nuevo ciclo que permita revertir la mala trayectoria de los últimos comicios autonómicos, nacionales y europeos, generando nuevos liderazgos que nos permitan relanzar un proyecto ilusionante y necesario para Canarias, con políticas transformadoras y transversales, cerrando un ciclo de dos décadas de hiperliderazgo dentro de la organización”.

¡Hala, así, de una tacada…!