Si disfrutan de los privilegios que les ofrece Gran Canaria, también tienen la obligación de integrarse como uno más de la comunidad canaria
Por Agustín Santana Correa
Una parte de ellos se integran perfectamente en la comunidad, pero hay otros que forman un clan aparte, no hablan español a pesar de llevar más de veinte años en Gran Canaria.
Las inversiones en el boom turístico en el Sur de Gran Canaria se decantaron por la creación de más apartamentos y bungalow que hoteles y eso propició que los grancanarios invirtieran sus ahorros en la zona turística.
En Tenerife ocurrió todo lo contrario y construyeron muchos más hoteles que unidades de apartamentos, por lo que el problema del uso particular en las zonas turísticas se concentró más en Gran Canaria.
Mi primer apartamento lo compré en la Avenida de Tirajana en Playa del Inglés, y al tener dos habitaciones tuvo mucho éxito desde que estaba en construcción. Todos los compradores éramos canarios, era un complejo residencial y se constituyó como Comunidad de Propietarios. Los apartamentos funcionaron muy bien con la salvedad de que uno de los administradores se apropió de una cantidad de dinero que tuvo que devolver al ganar la Comunidad un juicio.
En un complejo de bungalow cercano al Campo de Golf de Maspalomas los compradores son mayoritariamente extranjeros, de todas las nacionalidades. Este complejo tuvo autorización para destinarse a la actividad turística y se constituyó en Comunidad de Propietarios, con una empresa explotadora que empezó a operar con una licencia turística para el cincuenta por ciento más uno de las unidades totales.
Casi ningún extranjero tiene su bungalow en la explotación turística
Casi ningún extranjero tiene su bungalow en la explotación turística, lo usan personalmente, sobre todo durante los meses de invierno, evitando así el tiempo frío en sus países y el gasto en calefacción.
Todos ellos son muy beneficiosos para la economía grancanaria, porque tienen un coche en alquiler durante medio año, compran en los hipermercados y en los mercadillos, comen en los restaurantes con frecuencia, hacen excursiones consumiendo en las pequeñas tiendas y bares de nuestra isla.
Una parte de ellos se integran perfectamente en el complejo y en la sociedad, hablan español y participan de las responsabilidades comunitarias, sociales y culturales.
Pero hay otros que forman un clan aparte, apoyando a la vieja explotación, no hablan español a pesar de llevar más de veinte años aquí, y no quieren saber nada de las responsabilidades adquiridas al comprar una propiedad, salvo las fiscales con las que cumplen perfectamente. Este grupo hace lo que dicen dos o tres líderes que quieren tener el control de la comunidad, como si les fuera la vida en ello, para evitar que el resto de extranjeros que se han integrado y los españoles propietarios participen de las transparentes y necesarias renovaciones en los cargos de responsabilidad de la comunidad.
No les interesan los problemas comunes
Esos grupos llegan a afirmar que no les interesan los problemas comunes, sólo quieren pagar la cuota muy asequible para ellos, y disfrutar del clima, de la piscina, del sol. Sólo confían en los miembros de su clan y a los extranjeros integrados les soportan desde la lejanía y a los españoles les ignoran.
Estos extranjeros propietarios no son tan beneficiosos para nuestra sociedad, forman una vieja guardia que no quieren usar el sentido común para analizar las situaciones de los complejos turísticos, donde viven, y que atraviesan momentos muy delicados en Gran Canaria, de cara a que ellos mismos sigan usando su propiedad, para beneficiarse de nuestro clima y del positivo poder adquisitivo que tienen frente a los de España.
Esta podría ser una actitud entendible para los turistas que vienen a pasar sus vacaciones, a disfrutar de la piscina y de las playas, a descansar y reponer fuerzas para la vuelta al trabajo, alejándose de toda problemática social de la isla. Pero de ninguna de las maneras es aceptable para los propietarios de unidades alojativas que las usan para vivir medio año.
No se trata de turismofobia, tengo grandes amigos en el complejo donde vivo, y espero que logremos conseguir un turismo de más calidad que equilibre al turismo de sol y playa.
Ojalá y lleguen a entender que, si disfrutan de los privilegios que les ofrece Gran Canaria, también tienen la obligación de integrarse como uno más de la comunidad canaria, escuchar a la gente que no pertenecen a su grupo, apoyar las propuestas razonadas para las mejoras del complejo y de la vida comunitaria.
No es mucho pedir que pongan un poquito de sentido común, de moderación y de igualdad entre personas.
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Es un valor sociocultural tener a vecinos de distintas procedencias, es fantástico convivir con personas que llegan a tu complejo y lo disfrutan como niños, de la playa a la piscina, a la terraza , al restaurante, excursión, visitas a centros comerciales, …que se implican en los problemas de la comunidad de propietarios, que si hace falta plantar más arbustos, que si hay un moroso, que si ponemos paneles solares,etc, etc ,etc.
No se entiende desde la decencia que el gobierno quiera acabar con el uso mixto de los complejos del sur.
Lucharemos hasta el final para mantener nuestra forma de vida