Hacía algún tiempo que no veíamos a los patos. A las 14,30, con un sol de justicia, se resguardaban bajo un banco y un árbol con una buena sombra.
Caían, salvo error, según el termómetro del coche, unos 28 grados. Lo que no está nada mal, aunque ya estemos acostumbrados. No se veía apenas un alma enfrente del Parque Sur, donde habita una buena y colorida colonia de patos, que alegran la marcha de los conductores y transeúntes. Aunque ya, al parecer, habitan al otro lado del arbolado y plantas, resguardándose de la curiosidad vecinal. Aunque, de cuando en vez, una mamá pata y sus patitos, cada vez más mayores, salen a darse un baño en el charco que les prepararon los jardineros.
Con la que anda cayendo los patos mayores, más veteranos, ya saben que a esas horas hay que refugiarse bajo una buena sombra, echar una cabezadita, y otear el ambiente, con la mirada distraída. Aunque a esas horas, en un domingo de mediados de junio, la mayoría del gentío anda refrescándose por la playa o en los piscinas; otros, de cañas; y otros, a por los partidos del Campeonato Europeo de Fútbol.
Los patos más curtidos, cuando ven el coche del periodista, ni se inmutan lo más mínimo. Ya son veteranos y saben que lo más que hacemos es acercarnos unos pasos, así como con timidez, y fotografiarles para la posteridad. Aunque los patos y las patas adultos, aquí, entre amigos, ni se inmutan lo más mínimo.
Otra estampa de los patos de Maspalomas, hacia las dos y media de la tarde del domingo
El hecho cierto es que la estampa de los patos, allí, enfrente del Parque Sur, junto al estanque, y con la sombra, es tan frecuente y si se quiere dinámica, que el paisaje, sin ellos, sería bien diferente.
La pena es que no entren en diálogo y podamos pegar la hebra con ellos, como tampoco lo hace el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, que a pesar de la insistencia de nuestros compañeros de redacción en el periódico «maspalomasplus.com«, para que explique qué es lo que pasa en el Mercado de Maspalomas, con más de siete meses de retraso en las obras, y otras irregularidades. Una figura política, la de Antonio Morales, presidente del Cabildo de Gran Canaria, que, hasta donde hemos comprobado desde estas páginas, tampoco se inmuta lo más mínimo, mientras sigue, cada día, su marcha triunfal de promoción, con su cohorte informativa…
C´est la vie, mon ami…