Caravanas y más caravanas se ubican en un enclave turístico, con la negligencia de los servicios municipales.

Lo de tantas veces y lo de tantas ocasiones. Al final de la Avenida de Touroperador Neckermann, todo un desastre de avenida, plagada y repleta de peligrosos baches en su casi totalidad, desde la Avenida de Tour Operador Tui, desde donde arranca, con una absoluta y total carencia de pintura en las señales de tráfico en el asfalto, otro peligro, con una falta y carencia casi total de luces, donde caminar por las noches se ha convertido, asimismo, en otro peligro para cuantos circulan, transitan y circundan por la misma.

Una avenida que se encuentra enclavada en el Campo Internacional de Maspalomas. Enfrente, justamente, de un lugar tan emblemático y privilegiado como resulta el Campo de Golf, y que, igualmente, se presenta como uno de los escasos pasos de cientos de coches, motos, bicicletas, autobuses y camiones, diarios y a todas horas. en una plazoleta con aparcamientos, delante del complejo de bungalows Campo de Golf, cada día se ubican más y más caravanas, en un lugar con un continuado tránsito de turistas que caminan o marchan en coches y autobuses, hacia la playa y hacia hoteles y complejos que se sorprenden, permanentemente, de cómo las autoridades locales, que para lo que estiman y consideran pertinente son muy cuidadosos, pero para otras, como es el caso de referencia, pasan absolutamente de la problemática ciudadana. A pesar, eso sí, de las quejas ciudadanas.

Daría la impresión, por consiguiente, por el diseño efectuado, que ninguna autoridad municipal o personaje de importancia o influencia de la vida local reside por tal avenida. Mucho menos, aún, en las proximidades de la plaza referenciada, en la que se hace preciso de todo punto, girar bordeando el campamento de las caravanas, ya que, desde esa plazoleta en adelante, un puente evita el seguir adelante. Por lo que todos los viajeros van girando con la sorprendente vista de los caravanistas con la naturalidad de su vida en sus vehículos como si de una ciudad residencial se tratase.

Todo ello acentuado con los pormenores, incidencias y otros derivados que se pueden imaginar los agudos lectores y puede que hasta algún munícipe despistado que pase revista por estas líneas, si es que resulta llegado el caso.

Todo, asimismo, en un paraje y en un enclave turístico, hasta el que se alargará, previsiblemente, el Espacio Natural de las Dunas de Maspalomas, Campo de Golf incluido. Una plaza que, hoy por hoy, presenta un espectáculo de convivencia polivalente de numerosas y múltiples caravanas con sus conductores y acompañantes ocupando un espacio poblacional de aparcamientos y en el que desarrollan su vida, con la pasividad de unos, la indiferencia de otros y la indignación vecinal…

¿Y si se instalaran en las proximidades y/o cercanías de las viviendas de algunos de los que se pudiesen dar aludidos en sus aterciopelados sillones?

Pues quizás, para no engañarnos, tal vez, acaso, ya hubieran procedido los correspondientes servicios municipales a espabilar el lugar debidamente, siquiera fuese por aquello de evitar molestias, perturbaciones y otros de la correspondiente autoridad o gerifalte.

C´est la vie…