Hoy, 15 de noviembre, como siempre, un precioso amanecer en Maspalomas. Mejor dicho: En la inmensidad y eternidad de los cielos, los horizontes y los colores de Maspalomas. Que solo se dan en este hermoso rincón.

Y al abrir la puerta y saborear el dulce latido de la mañana, cuando ya se va apagando, de forma lenta, paulatina, cadenciosamente, el pulso de la la noche, entre las sombras, se pespuntean unos hálitos de luz que imprimen un hondo, profundo, cálido sabor a la tierra madre de Maspalomas, que muestra, cada día, en esas horas palpitantes, todo un muestrario y combinación de colores inmensos…