Desde junio pasado, cuando CC y el PP le arrebataron la presidencia de Canarias, Torres ha sido un grito de queja constante ante lo que denominaba «Gobierno de Perdedores». Ahora forma parte del Gobierno de Perdedores de Pedro Sánchez.
La política española ha entrado en un callejón de muy difícil salida con Pedro Sánchez entregado a babor, a estribor, por arriba y por abajo, por delante y por detrás, por el norte, sur, este y oeste, a los bilduetarras, al prófugo, a los golpistas, a los independentistas. Un socialista que ha cambiado radicalmente el panorama de una política que está degradando la sociedad y que se presenta, en esta nueva legislatura, con una amenaza permanente de encallar, bajo la dependencia de Pedro Sánchez a los enemigos de España. Carles Puigdemont, aquel presidente de la Generalitat de Cataluña que se escapó vergonzosa y vergonzantemente en un maletero, Oriol Junqueras, largo tiempo en prisión, Gabriel Rufián, y una larga mezcla de políticos, desde la carencia de principios morales, éticos, nacionales, patrióticos. Esos enemigos de España que se han planteado derribar el edificio constitucional aunando la perversión de los perdedores.
Las elecciones generales del pasado 23 de julio las ganó, en buena lid, el Partido Popular. Y ahora, un farsante, un obseso por el poder, carente de la más mínima sensibilidad, trata de sitiar los tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial, contra la sociedad española, que asiste, atónita, y desgarrada, contra la amenaza a la esencia de la sociedad española que enarbola sus principios y valores. Lo que a Pedro Sánchez no le importa nada. Tal como se pudo apreciar en la sesión de investidura. De tal forma que Sánchez es, hoy, el mayor enemigo de España.
A su lado, entre los ministros que acaba de nombrar, un personaje sorprendente. El canario Angel Víctor Torres, que, al frente del Partido Socialista Obrero Español , obtuvo la victoria en las pasadas elecciones autonómicas, como tantas veces ha repetido como un mantra, aunque con una mayoría minoritaria. De tal forma que las dos siguientes fuerzas políticas, Coalición Canaria y Partido Popular, firmaron un acuerdo de gobierno por el que obtuvieron la mayoría en el Parlamento canario, y le expulsaron de la presidencia del Gobierno de Canarias, entre las lágrimas de quien, profesional de la política desde hace, ya, muchos trienios, ávido de poder, –que fuera de la política hace mucho frío, por lo que se ve– solo pregonaba por todas las esquinas con soberbia y arrogancia que CC y PP habían formado un gobierno de perdedores.
Ayer, lunes, Pedro Sánchez nombraba a Angel Víctor Torres, ministro de Política Territorial y Memoria Democrática y no de Universidades, como se rumoreaba en círculos cercanos a Moncloa. Una negativa sirvió para ese cambio. Y una apuesta de la política territorial en una legislatura en la que, tras la sesión de investidura, el objetivo de los socios de Pedro Sánchez va a ser el de de seguir despellejando a España, aunque su mensaje con una inmensidad de medios dependiendo del Gobierno intente trasladar a la opinión pública y a la ciudadanía, todo lo contrario.
Pero resulta que las elecciones generales las había ganado, por un amplio margen de votos, el Partido Popular, que quizás tuvo la posibilidad de vender a España por treinta monedas de oro, como hizo Judas Iscariote, o como amenazaba el Rufián de aquellos tiempos al prófugo. Pero un avaricioso Pedro Sánchez, desmembrado de la espina dorsal de la nación, se ha entregado en brazos de los mayores enemigos de la nación española con asiento en los aterciopelados sillones del Congreso de los Diputados.
Lo que ha hecho Pedro Sánchez no es política. Eso es un mercadeo que abre peligrosas vías de agua en el buque de la nación española. Una miserable traición a España a cambio, ahora, de la amnistía de Carles Puigdemont, que le utiliza como un titiritero a la marioneta; más tarde, quizás mucho antes de lo previsto, llegará el referendum de independencia… Y, además, a cambio de ingentes cantidades económicas para el País Vasco y Cataluña, siempre las mismas Comunidades, tal como vamos conociendo día a día, que devoran a España, a las regiones más pobres y deprimidas, como Canarias, siempre en el furgón de cola en todos los índices y estudios socioeconómicos de nuestro país.
¿Tendrá valor y moral, ahora, Angel Victor Torres para proclamar que está formando parte de un Gobierno de perdedores, algo que no concebía hace tan solo cuatro meses? ¿No se ha informado de la política de entreguismo de Pedro Sánchez a sus socios de gobierno, que van a arruinar, aún más, a nuestra querida España, como cantaba Cecilia, allá por 1975? Y, por si fuera poco en un área tan delicada como el de la Política Territorial y Memoria Democrática…
Mi querida España, querida Cecilia, «esta España mía, esta España nuestra«, ahora que también rememoramos aquella impresionante canción del grupo Jarcha que triunfó con la apertura de la puerta de la democracia a través de unas voces aunadas que se esparcen por la memoria: «Libertad, libertad, sin ira, libertad, guárdate tu miedo y tu ira...»…