Una plaza tan céntrica y de tanto tráfico, sobre todo turístico, como es la del cruce entre el Hospital San Roque y Mercadona, camino de Pasito Blanco, cuajado de hierbajos resecos

Maspalomas, una de las capitales y uno de los puntos neurálgicos turísticos más importantes de España, muestra, junto a su ámbito desarrollista y económico, a un tiro de piedra de las playas de lujo, de hoteles de alto standing, de complejos residenciales, de grandes atractivos, unas imágenes de abandono, de falta de atención que merecen una tarjeta, cuando menos amarilla, a quien corresponda.

Si el lector sale camino de Pasito Blanco por la GC-500, subiendo la cuesta que lleva al cementerio de El Pedrazo, irá a dejando atrás una estampas habituales, lamentablemente, que no tienen nada que ver con el lugar paradisíaco que se abre a todos, junto a Maspalomas. Entre pedregales, terrenos baldíos y palmeras, más que secas y lastimosas, resacas y abandonadas de todo abandono, chabolas, como ya hemos dejado constancia…

Enseguida se encontrará con una plaza, que quizás no tenga nombre, porque no sale ni en el punto más amplio del mapa de Google, y de la que parten, además de la carretera a Pasito Blanco y el sur, la calle Mar de Azor, donde se ubica Mercadona, y la calle Mar de Siberia, donde se alza el Hospital Universitario San Roque.

Una plaza con un jardín central (lo de jardín es por darle un nombre) que desagrada de modo más que notorio a la vista, con un montón de hierbas secas, y en cuya imagen, al parecer, nadie ha reparado. Y no será, apuntamos, porque el mismo se encuentre en un lugar solitario, lejano, ni porque no transite ni pase nadie… No. tampoco nos engañemos, amigo lector.

Se trata de una carretera y de una plaza que ofrece permanentemente un paso muy fluido de coches, de autobuses, repletos de turistas y de residentes y de gentes que acercan a alguno de los establecimientos citados,

Tampoco será porque haya que alzar en el jardín un gran y costoso monumento, sin fondos. tal cual si fueran las inacabables obras del Mercado de Maspalomas, que se aproximan ya, por cierto, a los ocho meses de retraso, sin que nadie se inmute. Solo, con perdón de la autocita, el periódico digital «maspalomasplus.com«.

La imagen de esa plaza y de se jardín, abandonado de todo abandono, que merecería, por cierto, un nombre distinguido y de relieve en Maspalomas, no es más que el síntoma de la desidia y del pasotismo de tantos y tantos, y de algún que otro responsable, que bien podrían ocuparse un poco más y un poco mejor por la estampa y la imagen que se llevan todos de este rincón de Maspalomas.

¿Tanto trabajo cuesta, nos preguntamos con toda modestia y humildad, que una pequeña brigada de jardineros se acerque unos días, limpie el terreno y lo adecente con un diseño floral, que tanto agrada a la vista de todos, y que tanto se luce tan esmeradamente en otros lugares?