Ya es hora que se defienda a los propietarios de apartamentos y bungalows ante leyes obsoletas, manos largas, explotadores y otros…
Por Juan de la Cruz
Ante la intensidad de rumores interesados por algunos indecentes de los sectores inmobiliarios, hoteleros y otros, que son, afortunadamente, una escasa minoría frente a la gran cantidad de emprendedores de pura cepa, que han trabajado siempre por hacer cada día más y mejor el sur de Gran Canaria, en base a ímprobos esfuerzos, riesgos y aventuradas empresas, habiendo sabido crear un ambiente turístico-residencial, para ejemplo de los primeros citados al comienzo de este artículo, hemos de insistir, una vez más, en la necesidad de proceder a una reordenación urbanística y turística, que en el sur de Gran Canaria, ha resultado catastrófica y guiada, en un amplio número de casos, por los intereses de desvergonzados especuladores.
Así lo hemos manifestado en otros artículos en el periódico digital «maspalomasplus.com«. Más concretamente en el titulado «De la residencia en Maspalomas y otras zonas turísticas (I)«, publicado el pasado 24 de abril, con cientos de lectores y que aumentan de día en día. Más, seguramente, por la defensa que intentamos llevar a cabo de los propietarios de apartamentos o bungalows, como primera o segunda residencia, — ¿y qué?– mientras grupos de aprovechados energúmenos, que convergen y se dan cita despiadada en numerosos sectores alrededor del segmento turístico, tratan de seguir beneficiándose, de forma descarada y perversa, de tantas operaciones comerciales que se llevan a cabo.
Desde el desconocimiento de las extrañas y retorcidas normativas, por parte de esos propietarios de apartamentos o de bungalows, que pueden atravesar un calvario y una angustia de aquí te espero, por la complejidad de asuntos internos que se desarrollan en determinados complejos, sobre todo en los extrahoteleros, donde impera una normativa indigna para que unas explotadoras se beneficien de manera continuada de unos privilegios que no hay forma humana de entender cómo los legisladores pudieron llevar a cabo. Siempre en perjuicio, eso sí, de los propietarios que desean un lugar en el que vivir o disponer de una pequeña vivienda como segunda residencia. Lo que a otros les molesta sobremanera. ¿Por…?
Ante ello es hora de exigir una debida reordenación turística y urbanística de San Bartolomé de Tirajana que se debiera de llevar a cabo examinando detenidamente a todas las licencias, permisos, proyectos, irregularidades, ilegalidades, atipicidades, sobreactuaciones normativas y legislativas de empresas, en las que los propietarios gozaban y parte de ellos aún siguen gozando de todo tipo de beneficios, lucrándose a costa de honrados ciudadanos que, lógicamente, desconocen las profundidades y recovecos de Ley de Propiedad Horizontal, entre otras, y de aquellas medidas que se inventan los beneficiados históricos, y que manejan a sus anchas ante el desconocimiento de cuestiones irregulares que preside la mayoría de determinadas instalaciones.
Ya es hora de que con el dispositivo informativo y tecnológico del que dispone la sociedad, se posibilite un examen y una investigación rigurosa de todas aquellas empresas que han incumplido e incumplen con las normativas adecuadas para exprimir al propietario de un bungalow o apartamento. ¿Cómo es posible que tantos después se sigan alargando «sine die» las irregularidades, las ilegalidades, los establecimientos sin permisos de apertura, las apropiaciones indebidas de terrenos, las manipulaciones sobre los mismos, los permisos pasando por vías atípicas e indecentes, las viles explotaciones a ciudadanos…?
De este modo consideramos que el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana debiera de proceder, en la medida de sus posibilidades, a poner en marcha un grupo operativo en búsqueda de la mayor transparencia, limpieza, claridad y honestidad en el funcionamiento de todas las empresas y negocios que hoy se alzan en el municipio. Del mismo modo y manera que consideramos que ya es llegada la hora en que se defienda al propietario de un apartamento o bungalow. Del mismo mofo y manera, por cierto, que se ha amparado, y se sigue amparando, a otros bajo las vías y considerandos de misteriosos recovecos legislativos.
Ya es hora, sí, defender al propietario de un apartamento o un bungalow sin artimañas ni tropelías como las que aún, a estas alturas, padecen los mismos. Entre otras cosas porque el debate que se lleva alargando sobre la figura de la residencia en las zonas turísticas de Canarias radica, fundamentalmente, en el exacerbado y, a la vez, desordenado crecimiento turístico, del que muchos sacaron y continúan obteniendo buenas tajadas económicas a costa de los de siempre, los de a pie, los que compran un apartamento o un bungalow, más aún si es en un complejo extrahotelero, y luego tienen que recorrer y atravesar un largo desierto de destemplanzas e incomprensiones, y de las que, por una u otra vía, casi siempre salen escaldados, a pesar de sus esfuerzos y a pesar de otros propietarios que permanecen indiferentes y hasta de parte de quien lex exprimen sus bolsillos…
Y a buen entendedor, pocas palabras bastan.