Ya hemos dejado constancia días atrás de la vergüenza y de la desvergüenza que se ciñe alrededor de un eje viario como la Avenida Touroperador Neckermann, de una manifiesta importancia y de una intensa circulación permanente en ambos sentidos. Otra herencia recibida por parte del equipo de gobierno municipal anterior.

Una Avenida que, con una lamentable y denunciable carencia de señalizaciones, con una falta de luz eléctrica que la convierte en un peligro constante, sin vigilancia, es uno de los desastres urbanísticos y viarios desde el olvido más cuestionable.

Y ante cuya situación, por mucho que sea heredada del Gobierno municipal anterior, debe de actuar con la máxima celeridad y contundencia el alcalde, Marco Aurelio Pérez, y su equipo. Ellos, en su responsabilidad, por el bien todos, ya quedan avisados,

La verdad es que se hace doloroso y peligroso, muy doloroso y peligroso, circular con el coche por esa malhadada vía, la Avenida Touroperador Neckermann y ver y contemplar y tener que soportar, un día sí y otro también, una continuada serie de estampas, de imágenes, ante las que sentimos vergüenza propia y ajena. Todo un desacierto político, todo un desprecio humano, todo un pasotismo, que el día menos pensado puede costarle un serio disgusto a alguno o algunos.

Ya apuntamos la pasada semana en un reportaje-denuncia una serie de hechos y de olvidos en dicha Avenida y que van contra la propia seguridad que se puedan estar deslizando desde la correspondiente negligencia administrativa, mientras el vecindario de los complejos residenciales, de los extrahoteleros, de los bungalows y chalets, etcétera, corren un riesgo que corresponde a la dejación de funciones de otros.

Lo que, desde nuestro siempre modesto punto de vista, no hay forma humana de entender, de comprender ni de permitid bajo ningún concepto. Menos, aún, en estos tiempos. Y mucho menos, todavía, cuando son otros los que tienen que cumplir con sus obligaciones.

¿Sabe alguien, por ejemplo, qué quiere decir esa extraña señal, con tintes de un lejano azul, que aún queda desdibujado en el asfalto, que se desliza en diagonal hacia la derecha, y que confunde a propios y extraños, con el coche circulando al límite de 40, como marca alguna pobre y perdida señal en el asfalto de tanta desatenciones, de tantos olvidos, de tantas irresponsabilidades, de tantas inacciones, de tanta dejación de funciones?

¡A ver qué hace el conductor ante esa señal azul y que se encuentra prácticamente desdibujada…!

¿Y qué les parece a los numerosos caminantes, deportistas o tranquilos ciudadanos que transitan por las aceras de la Avenida Touroperador Neckermann y se encuentran, en una de las grandes capitales del turismo español y europeo, como es Maspalomas, con esta horrorosa estampa, de mangueras y más mangueras, entre hierbajos resecos y pedruscos?

Pena, penita, pena, la de la desatención, la marginación, el olvido y tanta irresponsabilidad por parte de la incompetente autoridad. ¿Qué culpa tienen los vecinos de la Avenida Touroperador Neckermann, que pagan sus impuestos y contribuciones, siempre muy elevadas, religiosamente o no? ¿Acaso no pagan los recibos de la luz y el agua? ¿Tal vez no abonan los recibos del Servicio de Recogida de basuras al Excelentísimo Ayuntamiento? ¿Qué culpa tienen los mismos de que una Avenida de tanto tráfico esté abandonada, muy abandonada, insultantemente abandonada, porque el Campo Internacional no esté recepcionado «oficialmente» en el Ayuntamiento?

¡Ay qué jardincillos en la Avenida Touroperador Neckermann…!

Ya, para despedirnos, les dejamos esta otra fotografía. La que destaca en la portada…

¿Y usted cómo lo ve?