La imagen de la Virgen del Pino luce desde ayer por la tarde con el manto de Los Pinos, que llevará durante las Fiestas Patronales. Este manto es uno de los más antiguos que se conservan.

Los orígenes de este traje de Los Pinos se remontan a septiembre de 1778, fecha en la que el rey Carlos III proponía al Obispado de Canarias al cisterciense Fray Joaquín Herrera de la Bárcena -llegaría a la isla unos meses más tarde- y consta que ese mismo año es el de la realización del llamado “Manto de los Pinos”, elaborado en tisú blanco (tela de seda entretejida con hilos de oro o plata), con pinos bordados en seda en colores verde y marrón.

Este brocado se confeccionó a mano en talleres valencianos y fue estrenado en la víspera del Corpus del año 1785, en la Bajada de la Virgen del Pino del 6 de abril al 8 de junio, por la falta de agua, el pulgón, la alhorra  y el temor a la llegada de la peste desde la costa de África.

Desde entonces ha sido uno de los mantos más utilizados en la vestimenta de la Virgen hasta la década de 1980. Lo lució en muchas ocasiones, como en 1981 (por el Año Mariano y el Medio Milenio de la Aparición) o en 1983 (con motivo de los 200 años de la muerte del obispo donante) en que también fue trasladada al Convento del Císter de la Villa.