El verano de 2023 será muy cálido en toda España, en particular en los archipiélagos de Canarias y Baleares, y probablemente será más lluvioso y tormentoso de lo habitual en la mayor parte del país, especialmente en el Mediterráneo, según la predicción estacional de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET)

En este sentido el portavoz de la AEMET, Rubén del Campo, ha pronosticado que hay una «alta probabilidad» de tener un verano «no sólo cálido, sino muy cálido» en todo el país y esta probabilidad es aún más alta en ambos archipiélagos y respecto a las precipitaciones apunta que esta mayor señal de lluvias se traduce en que «quizás las tormentas sean más abundantes» que otros años.

Así, precisa que no hay una tendencia clara sobre el comportamiento de las precipitaciones para los meses de junio, julio y agosto en Galicia, Cantábrico y Canarias, mientras que observa una señal de entre el 40 y el 50 por ciento de que el verano será más lluvioso de lo normal, sobre todo en la vertiente mediterránea y en la vertiente atlántica de Andalucía.

Sin embargo, la probabilidad de que se queden por debajo de lo normal en el trimestre es de un 20 a un 25 por ciento.

«Eso es significativo, teniendo en cuenta que en el verano no se suelen dar precipitaciones muy elevadas«, ha comentado el portavoz que, en todo caso no cree que estas lluvias sean tan abundantes como para paliar la situación actual de sequía meteorológica e hidrológica.

En concreto, los modelos de predicción dan un trimestre junio-agosto con entre un 50 y un 60 por ciento más probabilidades de que sea más cálido de lo normal en la Península y de hasta un 70 por ciento en los archipiélagos, frente a un porcentaje de probabilidad de entre el 10 y el 20 por ciento de que sea más frío de lo normal.

Así, el verano de 2023 llegará después de la primavera más cálida desde que hay registros en España, ya que los meses de marzo a mayo fueron extremadamente cálidos, lo que dio lugar a una temperatura media en España de 14,2 grados centígrados, lo que supone casi 2ºC más (1,8ºC) que el promedio del periodo de referencia (1991-2020) e incluso supera en 0,3ºC a la primavera de 1997 que hasta ahora era la más cálida en España desde 1961.

«Casi nos estamos acostumbrando ya a hablar de ‘lo más cálido de la serie histórica’ porque en las últimas cuatro estaciones, tres han sido las más cálidas: el verano de 2022, el otoño de 2022 y la primavera de 2023«, ha destacado y este de 2023 podría estar entre los «cinco, seis o siete más cálidos de los últimos 30 años» en España.

El portavoz rememora la primavera de 1997 que «fue tremenda e insólita» e insiste en que la de 2023 la ha superado y empieza a ser costumbre que «cosas que parecían insólitas se vayan superando con demasiada frecuencia«.

De ese modo, ha indicado que la primavera más cálida de la serie ha tenido una anomalía de 1,8ºC en la Península; de 0,7ºC en Baleares y de 1,9ºC en Canarias, donde también ha sido «extraordinariamente cálida». Sólo hubo un periodo de frío a comienzos de marzo, cuando hubo algunas heladas intensas.

En Canarias, de hecho, hubo un episodio de altas temperaturas que llegaron a alcanzar en marzo en la aldea de San Nicolás (Gran Canaria), 38,2ºC, la temperatura más alta jamás registrada en España en el mes de marzo. Con todo marzo de 2023 fue el tercer marzo más cálido de la serie.

PRIMAVERA SECA

Respecto a las precipitaciones, el portavoz de la AEMET confirma que la primavers fue «muy seca«, en concreto la segunda más seca de toda la serie histórica por detrás de 1995, con una precipitación en el conjunto del país de 95 litros por metro cuadrado, que es poco más de la mitad (53%) del periodo de referencia 1991-2020, poco más que los 85 litros por metro cuadrado recogidos en los meses primaverales de 1995. «Son los únicos casos, desde al menos 1961, en que no se llegan a acumular como mínimo 100 litros por metro cuadrado en primavera», ha subrayado.

Por meses, apunta que marzo fue un mes «muy seco» en el que apenas llovió el 36 por ciento de lo normal, lo que lo convierte en el sexto más seco de la serie histórica. A este le siguió abril, que resultó tener un carácter «extremadamente seco», con unas precipitaciones que apenas superaron la quinta parte de lo normal y que lo situaron en el abril más seco desde que hay registros.

El tercer mes de la primavera, mayo, terminó con un carácter «normal» a consecuencia de los continuos chubascos que se registraron de forma casi generalizada en la Península y Baleares durante la segunda quincena del mes.

Del Campo lamenta que pese a estas lluvias de mayo, dado el carácter «muy seco» de la primavera de 2023, continua la estación de sequía meteorológica en la que lleva el conjunto del país desde el invierno de 2021 a 2022 y persiste la sequía de larga duración –que tiene en cuenta los 36 meses previos– que comenzó a finales de 2022.

Tras la segunda quincena de mayo, que ha sido lluviosa se cumple la predicción que prevé un verano más lluvioso de lo normal, sobre todo por las tormentas, podría empezar a paliar la situación, pero en todo caso, «por mucho que pueda ser un verano más tormentoso de lo normal«, prevé que la reserva hídrica y la reserva de agua embalsada sigan bajando, por el mayor calor, la mayor evaporación y el aumento de demanda de agua durante el estío.