Marco Aurelio Pérez y Alejandro Marichal tuvieron ayer un gesto de esos que no siempre se dan en la política. Pero el hecho de presentarse ante la oficina de información turística , en el Mirador de Campo Internacional, que estaba ocupado por indigentes, hecho un tremendo e impresionante basurero y atender, creemos modestamente, la denuncia que hizo pública «maspalomasplus.com», les honra y nos honra.

Los políticos, servidores públicos, deben de disponer siempre de esa compleja y delicada sensibilidad que se testimonia, con o sin razón, desde la voz ciudadana, y también, claro es, desde la prensa, como notaria de la actualidad. Aunque en ocasiones, como bien saben ambos dos, Marco Aurelio Pérez y Alejandro Marichal, alcalde, del PP-AV el primero, y primer teniente de alcalde, de Coalición Canaria el segundo, que gobiernan en base a un acuerdo político, no sea del gusto ni de la satisfacción del mando político. Pero como cuenta el refranero y la historia los cargos llevan sus cargas. Y, como dicen otros, todo va en el sueldo.

El gesto de entendimiento y de empatía de los dos, ante demuestra una identidad con la queja ciudadana, y esa predisposición y disposición para actuar en base a la conciencia del servicio público. Y al que se accede desde los votos que se depositan en las urnas y en la confianza que muestra el ciudadano.

Y si los dos partidos que están al frente del Ayuntamiento gobiernan en coalición y se unen, con una transparencia significativa, como se va apreciando, al menos en estos inicios de la legislatura, mejor que mejor. Tiempo habrá, probablemente, para los desacuerdos, que tampoco son malos consejeros.

El hecho evidente es que el ciudadano pudo apreciar ayer, con la imagen de Marco Aurelio Pérez y de Alejandro Marichal trabajando con una óptica y con sentido unitario, ofrece una estampa de proximidad y de cercanía que aproxima la voluntad del Gobierno y ofrece una perspectiva de confianza al ciudadano. Tanto al que les votó como al que se inclinara por otras opciones.

Con el gesto de ayer, ganó el Campo Internacional, ganó Maspalomas, ganó el ciudadano y ganó ese turista que al pasar por un lugar abandonado –en uno de los centros neurálgicos del turismo– echaba pestes del mal olor que emanaba del lugar, que ofendía la imagen y la dignidad de un lugar como Maspalomas, en vanguardia del turismo español y europeo.

Un significativo gesto de Marco Aurelio y de Marichal, ahora que han acometido con energía el adecentamiento de lugares inadecuados y no aptos para el turismo.