Por Juan de la Cruz

A base de mucho esfuerzo, constancia, calidad y seriedad, el restaurante Liágora se ha erigido, por mérito propio, como uno de los restaurantes más representativos y cualificados en la geografía del sureste de Gran Canaria. Y en cuyo precioso local, cada día resulta un poco más complejo encontrar mesa. Por lo que a la hora de querer acercarse a fin de degustar y saborear las excelencias culinarias y gastronómicas que se ofrecen en la carta del restaurante Liágora, muy cuidada y selecta, y que salen de la cocina, que dirige su propietario, Pepe Bolaños, es preferible optar por reservar la mesa con una cierta antelación. En la seguridad, eso sí, por supuesto, de que Tere, la maitre, siempre muy amable y servicial, se esforzará al máximo por facilitar un hueco y una hora para satisfacer al visitante.

Los arroces de Liágora son una delicia.

Un lugar muy agradable, que cuenta con una pequeña terraza, a la orilla misma de la mar, un rincón decorado con buen gusto, acierto y sensibilidad, una cocina de exquisita calidad en todos sus platos, especializado en arroces, como el caldoso de mariscos, el negro, el a banda, así como en pescados frescos procedentes de las aguas que salpican la propia costa, y una plantilla familiar que se distinguen por su amabilidad, su atención y profesionalidad.

Pepe Bolaños, propietario y cocinero del restaurante Li´ágora, con un bocinegro

Una carta selecta, aunque siempre se ofrecen otras alternativas fuera de la misma, donde sobresalen, además, el carpaccio de atún, fritura de pescados, escaldón de gofio, puntillas de calamar, ensaladilla rusa, croquetas variadas, almejas, así como una amplia y variada gama de pescados, que van desde el jurel al medregal, desde la cabrilla a la sama a la sal, atún rojo, vieja, gallo, besuguito, bocinegro, sargo, así como otras delicias, que ganan, y mucho, con la extraordinaria cocina que emana del fogón de Liágora, bajo los mandos de Pepe.

Del mismo modo Pepe Bolaños, el capitán de este yate gastronómico, que camina siempre con buena dirección, nos ofrece, a través del amplio y siempre sugestivo ventanal del restaurante Liágora, un alga que se muestra en la costa de Castillo del Romeral, una cuidada muestra de carnes, entrecot, chuletón, paletilla de cordero, lomo alto de ternera…

Para acompañar tan suculentas delicias hay una carta de vinos, con un amplio muestrario que se aprecia en las estanterías de la vinoteca el restaurante, como son, como referencia puntual el Pago de Capellanes, Paco García, Torelló, Erial, Torelló, Grifo, Montebaco, Altos del Enebro…

Un poco más adelante, damos paso a una muy cuidada oferta de postres, todos ellos de elaboración casera, como resultan, por ejemplo, el tiramisú, arroz con leche, flan, helado de yogur y otros.

Una serie de indicaciones idóneas para que el comensal salga plenamente satisfecho y en la seguridad de que todos los componentes citados anteriormente, y el resto de platos y ofertas que conforman la carta, le llevarán a repetir una nueva visita al restaurante Liágora. Una excelencia, en todos los aspectos.

Y con una plantilla familiar de trabajadores, Pepe, Tere, Iván, David y Tomás, profesionales ejemplares, siempre pendientes del cliente, con esmero, con atención, con amabilidad y cordialidad. Valores, por supuesto, que son dignos de dejar constancia, para conocimiento de todos.

RESTAURANTE LIAGORA

Paseo de las Salinas, 92

Teléfono: 928/733092