La inmigración ilegal se fortalece cada día más ante la ineficacia e irresponsabilidad de los gobiernos de España y de los países africanos de origen.

La información que hoy publica «maspalomasplus.com«, señalando que el Archipiélago canario concentra el 78% de los inmigrantes ilegales que han llegado a España a lo largo de los cinco primeros meses del año, se muestra, una vez más, como una dura noticia. Lo que escribimos y dejamos constancia con el mayor sentimiento humanitario y de solidaridad con la adversidad de todos.

Pero el hecho evidente es que a llegada de inmigrantes en pateras, en cayucos, en lanchas neumáticas a las Islas Canarias asciende ya, según los datos, a 17.117 las personas registradas, Todo un balance demoledor que deja en evidencia, por activa y por pasiva, la responsabilidad de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, del Rey Mohamed VI, de Marruecos, y de otros mandatarios africanos, de Senegal, de Mauritania, de Gambia, de donde, permanente , salen huyendo legiones de inmigrantes, por las crisis y cuestiones de índole política, social, humanitaria, económica… Mientras, al tiempo, las mafias criminales actúan, libremente, sin mayores problemas ni inconvenientes ni adversidades, a uno y otro lado de la mar, traficando incesantemente con una cantidad ingente de seres humanos, que, desesperados, se lanzan a la aventura de la inmigración ilegal.

En las últimas semanas han llegado al Muelle de Arguineguín numerosos inmigrantes ilegales, que andarán por sus caminos, sea por donde sea, y en poco tiempo, obtendrán sin mayores problemas, la nacionalidad española.

Un proceso de una extraordinaria preocupación en el ciudadano canario y en la sociedad ante una situación en la que, al parecer, nadie se responsabiliza de sus funciones en el Gobierno de España.

Desde la mayor sensibilidad humana y solidaridad humanista, ante la gravísima eficacia de las mafias criminales a ambos lados de la mar, sin que se actúe debidamente contra sus dirigentes, ante la más que alarmante inacción por parte de los gobiernos de los respetivos países, es hora de preguntarse que cómo se puede consentir una llegada de tan elevado número, uno y otro día, a una y otra isla, con ese aire de normalidad con que ya se divisan los cayucos, las pateras, las lanchas neumáticas, entre las aguas, y, al fondo, el cielo de la lejanía de su procedencia, mientras los ilegales tratan de llegarse a la orilla española.

Las Islas Canarias, siempre con las puertas de la generosidad abiertas de par en par, acoge todas y cada una de estas llegadas, repletas de inmigrantes ilegales, que una vez que alcanzan tierra española, de uno u otro modo ya se empiezan a dispersar por donde sea, hasta que alcancen o puedan alcanzar la legalidad.

Más allá de la tutela que ejerza el gobierno de Canarias, como la de 4.700 niños y jóvenes, y más allá de los inmigrantes ilegales que han sido desplazados a otras provincias españolas, cuya cifra es de 14.000, aproximadamente. Aunque, según relato oficial por parte de la ministra de Migraciones, Elma Saiz, en Canarias permanecen 2.400 migrantes adultos, que ocupan el 40% de las 6.000 plazas disponibles en la red de acogida del Archipiélago.

Mientras tanto, a lo largo de ese proceso, reiteramos que desde la mayor sensibilidad humana y solidaridad humanista, ignoramos cómo y en qué condiciones viven todos los inmigrantes ilegales que llegan a las islas. Más, aún, en su propia condición de ilegales, dónde habitan, cómo y de qué se mantienen, en qué lugares trabajan los mismos… Aunque hemos de señalar que a la inmensa mayoría de estos inmigrantes ilegales no se les observa trabajando en obras de construcción, tan necesitadas de mano de obra, como tampoco se les ve trabajando en las faenas del campo, donde también hace falta mano de obra, ni, salvo excepciones, en otros trabajos. Salvo que la rentabilidad de las ocupaciones de los manteros, venta callejera o en las playas de pulseras, relojes, gorras, sombreros y otros objetos, o jugar al fútbol, sea significativa…

Una cuestión que no resulta baladí en absoluto, cuando la Ruta Canaria permanece abierta a los cuatro vientos a todos…