A estas alturas del siglo XXI aún existe un chabolismo tercermundista en el corazón de Maspalomas

La información que hoy publicamos como destacada en «maspalomasplus.com» es profundo de un sentimiento de pesar y de dolor, al comprobar que en el año 2024 aún existe un chabolismo tercermundista y atroz en Maspalomas. De lo que dejamos constancia con el sentido de cooperación y de transparencia que mostramos en estas páginas. Aunque algunos no respondan a nuestras solicitudes por esa realidad y esa verdad de las que tratamos de dejar la mayor y mejor constancia.

Ya hemos publicado en otras ocasiones el pálpito de la crudeza que se percibe en muchos núcleos poblacionales de Maspalomas con este duro tema que es el del chabolismo. Por ejemplo en El Calderín, con ese drama humanitario que se dibuja, de modo claro, lamentable, al paso de las carreteras, por darle un nombre, que unen determinados puntos de la geografía. Pero pasa y transcurre el tiempo y, hasta donde tenemos conocimiento, no se mueven, no, muchos esfuerzos para solventar el crujido humano y el desgarro que sienten en sus carnes y en sus vértigos, en sus latidos humanos, la tragedia del chabolismo. Y de donde arrancan otras problemáticas sociales que, en honor a la verdad, duelen en el alma.

Ante ese grito desgarrador, ante ejemplos que llaman a las puertas y el sentimiento humano más próximo al dolor, desde la solidaridad más absoluta con los chabolistas, con sus duras circunstancias, no hay que esconderse ni encogerse hombros.

Todo lo contrario hay que sacar adelante los recursos más necesarios para erradicar la lacra del chabolismo y que se expande por numerosas rutas de las carreteras y de los caminos que circundan Maspalomas. No hay que irse ni a lugares lejanos ni muy ocultos. Por las cercanías y proximidades de esos caminos nos hemos adentrado muchos y en muchas ocasiones. Pero, a veces, es necesario alzar la voz en defensa de los chabolistas.

Un llamamiento, sencillamente, a la conciencia social de todos. En defensa de los chabolistas y de Maspalomas, que vive entre oleadas de clamor turístico.

NOTA: La fotografía se corresponde con una imagen del barrio de El Calderín