Leo, no sin perplejidad, las declaraciones de Saavedra en el periódico «Diario de Avisos» señalando que «Si Feijóo fracasa, Sánchez estaría legitimado para proponer una ley de amnistía». ¿Por qué abrir la puerta a la canalla golpista?, pregunto.

Jerónimo Saavedra, que fuera presidente de Canarias, ha efectuado unas declaraciones que van a generar, probablemente, una amplia polémica, y en las que da alas a una hipotética ley de amnistía. Lo que supone un craso error, con todo lo que hay detrás de una ley de esas características, y que no debería tener cabida en un estado democrático, Menos, aún, con todos los hilos argumentales que se encuentran al otro lado de una amnistía: El golpismo salvaje y violento, la gravedad de las ofensas y los ataques a los miembros de la Policía Nacional, el desgarro y la fractura social que provocaron con manifiesta alevosía los sediciosos, el gravísimo atentado contra la democracia… Además de haber al medio unos personajes inmorales de toda inmoralidad, como el mismo Carles Puigdemont, insaciable, como todos cuantos le acompañaron en el golpe, en sus agresiones y burlas al estado de derecho.

Lo que bajo ningún concepto se debe de consentir.

El articulista desconocía el talante sanchista de Jerónimo Saavedra, que abre una vía de preocupación en un amplio sector de la sociedad, para que, de uno u otro modo, Pedro Sánchez continúe en el Palacio de La Moncloa. De este modo Jerónimo Saavedra, ha dejado la puerta abierta, con una filosofía muy sibilina, a una nueva vía. Pero que no se preocupe Jerónimo Saavedra, porque, como bien sabe, el presidente en funciones lleva largo tiempo negociando, como casi todos podemos conocer, con Carles Puidemont.

¿O, acaso, es que los conductos de Pedro Sánchez no están en conexión con el prófugo de Waterloo, ese desvergonzado ex presidente de la Generalitat que huyó de España cobardemente escondido en el maletero de un coche para eludir la acción y el peso de la ley refugiándose en Bélgica, donde lleva seis años instalado a cuerpo ducal… ¿Y el viaje de Yolanda Díaz hasta Waterloo para entrevistarse con Puigdemont, con gestos y sonrisas de una gran proximidad y conexión, como todos pudimos ver en las imágenes, acaso fue una decisión personal de la todavía vicepresidenta, acompañada por un amplio cortejo oficial del Ministerio, a cargo del erario público? ¿Y la visita que acaba efectuar a Puigdemont, un agresor de la democracia, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, qué fue, para conocer acaso los atractivos turísticos de Waterloo?

¿No sería mucho más democrático, tal como se prevé en la Constitución que si Alberto Núñez Feijóo fracasa en su moción de investidura, Sánchez vaya a cuerpo limpio a la suya, sin proposición de ley alguna sobre la amnistía, y si no alcanzara la mayoría proceder a una nueva convocatoria electoral, tal como se señala en el marco y en el texto constitucional?

Eso sería lo más coherente, lo más razonable, lo más democrático, lo más constitucional y una oportunidad para que la sociedad española, con un tiempo al medio, como está previsto, reflexione y acuda a unos nuevos comicios.

Una democracia plena y consolidada como la española, que ha sido y es verdaderamente ejemplar y modélica en el mundo occidental, no puede abrir semejante procedimiento, como apunta Jerónimo Saavedra, que, evidentemente, no se ha unido a esas voces de tantos otros ex mandatarios socialistas, que han proclamado su «No» a la amnistía.

¿Una propuesta de ley de amnistía, por mucho que, posteriormente, señale Saavedra, ignoro si como queriendo corregir o dejar todo a medias, como la frase de que «hablar a priori de una ley de amnistía es una clara precipitación»? ¿En qué quedamos entonces? ¿En el duro o en los veinte reales?, como señala el dicho popular. Y es que, por seguir con el refranero, no se puede estar en misa y predicando.

Es un hecho evidente, para todos, que la operación política que está preparando Pedro Sánchez, a través de una larga serie de contactos, es inconstitucional en grado extremo. El único lugar para Carles Puigdemont pueda regresar a España es el de ponerse en manos de la Justicia española y no, como lleva haciendo desde hace seis años, buscar esos recovecos por los que transitan los enviados de Pedro Sánchez con el traidor y golpista, para que le facilite los votos de su partido, Junts, decisivos, al frente socialcomunista y sus aliados filotarras, como Bildu, que ya está abriendo algunas heridas de cierta consideración en la sociedad. ¿O no es así?

Ayer mismo en el periódico ABC se deja constancia de la práctica unanimidad entre eméritos del Tribunal Constitucional y juristas de primera fila en que «Esta amnistía quiebra el Estado de derecho» así como que «Borrar el procés es un golpe a la democracia«, del mismo que se destaca, sin ningún tipo de salvoconducto especial, que «La amnistía no cabe en la Constitución«. Ayer, también, Fernando Clavijo, presidente del Gobierno de Canarias, se manifestaba claramente en contra de la amnistía, como hoy recogemos en el periódico «maspalomasplus.com«.

Así mismo es de dejar constancia que cualificados socialistas del PSOE se han mostrado en contra de la amnistía, por su inconstitucionalidad. Como es el caso de Felipe González, Alfonso Guerra, Carmen Calvo, Juan Carlos Campo, Miquel Iceta, Fernando Grande-Marlaska, Ramón Jaúregui, Salvador Illa, Nicolás Redondo, Jordi Sevilla, José Rodríguez de la Borbolla, Joaquín Leguina, Emiliano García-Page, Tomás de la Quadra Salcedo, Joaquín Almunia, Francisco Vázquez, Virgilio Zapatero, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Juan José Laborda… Y otros muchos que aún han de salir…

Reitero mi perplejidad por las declaraciones de Jerónimo Saavedra. Pero debo de dejar patente que su silencio parecía cómplice con ese sanchismo feroz y agresivo, que ha convertido a Pedro Sánchez Pérez-Castejón en el peor presidente desde los inicios de la Transición. Aquel Pedro Sánchez que proclamaba, tiempo ha, que no dormiría a gusto si pactaba con Podemos, que negara hasta cinco veces seguidas en escasos segundos que no iba a pactar con Bildu o que dispuso de ese comportamiento cesarista de preguntarle a un periodista de Radio Nacional de España, a raíz de su proclamación como presidente, aquello de quién depende la Fiscalía…

Pues eso…

NOTA: La fotografía está captada del periódico «Diario de Avisos».