Los tres establecimientos registrados distribuían artículos falsificados de marcas de reconocido prestigio: Bolsos, relojes, gafas, textiles…

Agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria y del Cuerpo General de la Policía Canaria han incautado más de 2.500 productos falsificados de primeras marcas en tres locales situados en las localidades de Maspalomas y Puerto Rico, en Gran Canaria. Como resultado de las actuaciones, tres personas se encuentran en calidad de investigadas por un presunto delito contra la propiedad industrial.

La actuación operativa se llevó a cabo los días 26 de julio y 11 de agosto pasados, con motivo de una investigación conjunta en la cual se inspeccionaron tres establecimientos comerciales abiertos al público, uno ubicado en la playa de Puerto Rico (Mogán) y dos en Maspalomas, en el término municipal de San Bartolomé de Tirajana. 

Como resultado de las investigaciones conjuntas llevadas a cabo por componentes de la Unidad Operativa de Vigilancia Aduanera de Las Palmas y por agentes especializados del Cuerpo General de la Policía Canaria, todo ello enmarcado dentro del operativo policial denominado ‘Baidú’, se procedió a intervenir en los tres establecimientos.

Los locales distribuían artículos falsificados de marcas de reconocido prestigio, vulnerándose los derechos de propiedad industrial, así como las normas de homologación de bienes de consumo en general, lo que supone una amenaza a la protección de los consumidores, a la salud, a la seguridad y a otros intereses públicos.

La coordinación en la inspección de manera simultánea con el perito judicial adscrito a la Comisión Antipiratería del Ministerio de Cultura, concluyó con la incautación de un total de 2.527 productos falsificados.

El material intervenido, de diversa tipología (textiles, bolsos, relojes, gafas, etc.) y distintas marcas, tiene una valoración estadística de más de 770.000 euros. Tras la actuación han resultado investigadas tres personas por un presunto delito contra la propiedad industrial.   

Los diferentes organismos internacionales vienen señalando que detrás de la producción de género falsificado se halla la delincuencia organizada, con una estructura piramidal que se ampara en la piratería para cometer otro tipo de ilícitos penales.