Stefan Sánchez Bloomfield, residente desde siempre en San Fernando de Maspalomas y que, con 13 años, es un brillante estudiante de Tercero de ESO, domina el inglés, juega al padel, toca la batería y pinta de maravilla.

POR JUAN DE LA CRUZ

Stefan es, así mismo, desde siempre, un muchacho estudioso, inquieto, con brillantes notas a lo largo de sus estudios, como se puede apreciar en su currículum estudiantil, y que, ahora, se afana en los estudios de Segundo de ESO en el IES de Maspalomas, y que, al mismo tiempo, tiene el valor de aceptar e incrustarse ante todos los retos que él mismo se plantea. Lo que pone de manifiesto su voluntad de trabajo y de superación.

De padre español, Francisco Sánchez, y madre inglesa, Kendal Bloomfield, habla a la perfección los dos idiomas, domina el arte musical de la batería, que practica desde hace ya unos años, le atrae el dibujo y la pintura, como le sugestiona la creatividad y el desarrollo de la imaginación, entrena y juega al papel dos veces por semana, le llama mucho la atención todo el panorama de las manifestaciones artísticas, y con tan temprana edad, cada día, además de su vocación por los estudios, se le ofrece un amplio panorama de curiosidades y de inquietudes que le llevan a multiplicar sus actividades. A pesar, claro es, de su corta edad.

Stefan Sánchez Blommfield

Stefan es un joven, pues, que, inicialmente, está destinado a seguir un camino y un sendero por las vías artísticas, por las que muestra sus inclinaciones, llamando la atención por esa capacidad de dedicarse con esmero a una muy curiosa variedad de aspectos, como los que se le abren, cada día, en ese abanico tan sorprendente como el que existe en el alma de la inquietud por parte de los más pequeños.

Estamos, pues, ante un chico alegre, dinámico, emprendedor, comprometido con su tiempo, y que anhela abrirse las puertas del conocimiento más amplio, que marcha, eso sí, de forma paralela, a los estudios, que se determina como su primera obligación y compromiso, y a sus aficiones, superándose, día a día, en un pulso consigo mismo.

Si el lector contempla el cuadro que acaba de finalizar, con los últimos retoques, donde destaca la configuración de la belleza del animal, adornado con unos colores profundamente vivos, llamativos, creativos por novedosos, analíticos por sorprendentes, impulsivos por lo inédito, ya nos muestran una huella exponencialmente clara de su sensibilidad.

De este modo, tan genuino como artístico, va transcurriendo la trayectoria estudiantil, artística y musical que le distingue. ¡Animo, Stefan, y a continuar por esas líneas que se divisan en tus horizontes…!