Arguineguín es un hervidero de pateras con centenares de marroquíes, senegaleses y otros anhelando alcanzar la costa. Un drama en el que Mohamed VI, rey de Marruecos, y Pedro Sánchez, son los principales responsables.
Humana, social, política, económica, moralmente. Seres humanos que salen y se marchan de sus países, en medio de tremendas e inmensas penurias, y que se lanzan a la mar, en pateras, en humildes barcas, en lanchas, arriesgando gravemente su vida, en y desde la esperanzada desesperanza de asirse a Europa.
Un día sí, y otro también, Arguineguín, en el sur de Gran Canaria, Lanzarote, El Hierro, Fuerteventura, son notica por la llegada, continua y permanente de pateras, con un montón de seres humanos, que apenas si pueden respirar en ese submundo de las pateras, de los cayucos, de las lanchas neumáticas, y con algunas, tragadas, por completo, por la crudeza de las aguas. Como ocurrió semanas atrás con un cayuco senegalés con más de sesenta personas a bordo.
Un hecho verdaderamente cruel, inhumano, salvaje, violento, moralmente hablando, que acaece de un modo permanente, mientras día a día, porque la política del reino alauita y la española es así de lamentable, se agrava el problema, que va dejando un hilo con numerosas raíces y secuelas, en el corazón de diversas zonas europeas, como es el caso del Archipiélago Canario, que ya no da abasto a más inmigrantes y que desde su situación crean un grave problema de conciencia moral a todos, en esa pelea de sus ilusiones y anhelos por alcanzar las rutas de la modernidad y el progreso de otras zonas, en las que los inmigrantes se agolpan como buenamente pueden, con las ayudas que buenamente se les puede ofrecer, y con un panorama que resulta de complejas soluciones.
Soluciones que deben de resolver, que están obligados a resolver de una vez por todas, desde el diálogo más profundo y las máximas vías de entendimiento, entre los países receptores de inmigrantes y los países de los que emanan los inmigrantes. Y que no debiera alterar caminos como la seguridad y otros planteamientos. Pero resulta evidente que ni el rey Mohamed VI de Marruecos ni Pedro Sánchez muestran ni tienen la menor voluntad para ellos. ¡Qué más da, si ellos no son los que toman esas pateras de emergencia de vida, a través de las mafias que operan a caballo entre Marruecos y España…!
No en balde ayer mismo, en la firma del acuerdo de la Agenda Canaria, entre el Partido Popular y Coalición Canaria, entre otros temas de vital importancia para las islas se destaca la gravedad de la crisis migratoria así la exigencia de un representante canario en las negociaciones y comisiones bilaterales del Gobierno con Marruecos. Un gran acierto el de Coalición Canaria, al tratarse de un tema vital, que daña a las Islas y ante el que Mohamed VI, rey de Marruecos, y Pedro Sánchez, presidente en funciones de España, se muestran indiferentes, distantes, lejanos, insensibles, mientras esas humildes embarcaciones, cargadas y repletas de seres humanos, navega, sin mayores problemas, por las aguas marroquíes,
A estas alturas del siglo XXI pareciera difícil entender esas arriesgadas situaciones, con numerosas muertes por ahogamiento en las aguas de la mar, y que se producen en los inmigrantes desde la desesperación, los mayores riesgos y la aventura y, también, claro es, en bastantes en ocasiones por culpa de esos grupos mafiosos que abren los canales de las más severas ilegalidades a cambio de centenares o miles de euros, dejando a los inmigrantes en las costas… ¿Y…?
Es hora de facilitar al máximo el diálogo entre unos y otros, como es llegada la hora de abrir la canalización del entendimiento, de las políticas racionales y cooperadoras, en beneficio de todos.
Canarias y España son tierra de acogida. Sí. Pero siempre que la misma se incruste dentro de la mayor legalidad, y a través del mayor orden, desde la ley, en beneficio de todos.
Y el Gobierno de Canarias y el de España debe de fomentar, desde la consideración humana y social y moral, esas vías que permitan lo mejor para todos. Pero, siempre, desde la legalidad, que de siempre resulta el mejor camino para el entendimiento y la seguridad de todos.
Pero mientras Mohamed VI y Pedro Sánchez no muestren la mayor y mejor voluntad, los mayores y mejores esfuerzos, como debieran de hacer, y de momento no están por la labor, no habrá solución alguna. Y, mientras tanto, seguirán llegando pateras, seguirán llegando cayucos y seguirán llegando lanchas neumáticas repletas de marroquíes, de senegaleses y otros, atiborradas de seres humanos que, a través de las redes mafiosas, no saben cual