El próximo 17 de agosto se constituyen las Cortes Generales en función del resultado de las elecciones generales del pasado 23 julio. Coalición Canaria, que gobierna con el PP en el Archipiélago se encuentra ante un dilema.

Un dilema de una extraordinaria envergadura, relieve e importancia, que traspasa la frontera de lo más delicado. Y es que su voto, el de la única representante en el Congreso, Cristina Valido, podría resultar decisivo. Sí. Pero ¿en qué sentido? A estas alturas, cuando aún quedan 15 días para la conformación del Parlamento, lo que en política resulta muchísimo tiempo, el debate que comienza a registrarse en el seno de Coalición Canaria, se inicia dentro de una complejidad manifiesta.

Entre otros planteamientos, a fecha de hoy, porque Cristina Valido ya ha puesto dos fronteras por ambas partes y manteniéndose en un delicado alambre de equilibrios de un cuidado extremo. Por un lado Vox resulta un inconveniente que no aceptaría. Y, por el otro, Sumar, tampoco. Pero su voto, a fecha de hoy, queda, aún, lejano, muy lejano.

Y es que más allá de Sumar, a la izquierda del Partido Socialista se andan partidos como Bildu, brazo político de la banda criminal ETA, partidos golpistas, como Junts, con Carles Puigdemont fugado en Waterloo, con partidos independentistas, y hasta con otros, como el PNV, que, siempre, con sus escasos diputados solo sirven para trincar pasta para el País Vasco.

España se merece mucha, muchísima más consideración que estas largas negociaciones a las que ha llevado el resultado de las elecciones. Por ello y ante ello, consideramos que Coalición Canaria tiene una sagrada obligación en su conciencia, a fecha de hoy, si, al final, todo pudiera depender de un único voto. El de su única representante en el Congreso de los Diputados.

España, pues, se juega mucho, muchísimo, demasiado, en estos tiempos tan complicados de las negociaciones y en esta hora, mientras, más pronto que tarde, llegará el día 17 de agosto, a su velocidad de crucero. En ese primer minuto de juego de la legislatura al conformarse el Parlamento, se habrá dado un primer paso.

Lo que no quiere decir, ni mucho menos, que haya gobierno. Si bien tampoco tampoco para el run run electoral de una hipotética repetición de los comicios para Navidades.

¡Cómo se complica de día en día del panorama político español en unos momentos de una aguda crisis y numerosos frentes adversos: El paro, la inflación, la sangría económica, el alza y el costo disparatado de la vida, la marcha de licenciados universitarios y técnicos y expertos más allá de nuestras fronteras, la estructura socioeconómica, el déficit de especialistas en formación profesional, la inmigración descontrolada, los pactos hasta con Bildu, o sea, el terror ilimitado de la democracia, y, siempre, al medio, el dineral que se llevan por sacas los pequeños partidos que, en el sorteo electoral, deciden con uno, dos o tres botones del Congreso de los Diputados, con trescientos cincuenta escaños, el futuro de muchas competencias…