En la madrugada del pasado sábado llegaban 116 inmigrantes ilegales más a Arguineguín. ¿Cómo es posible que en el siglo XXI no haya forma de frenar estas riadas migratorias?

La respuesta quizás no sea difícil. Sencillamente porque no existe la menor voluntad de hacerlo por parte de Pedro Sánchez, del rey Mohamed VI de Marruecos, ni de los presidentes de otros países de donde llegan, de modo permanente, oleadas y oleadas de inmigrantes ilegales, vía Islas Canarias, con la mayor normalidad, y que salen, dicen que huyendo, de las graves crisis sociales, económicas, políticas, que encuentran en sus lugares de origen.

Dejemos constancia, antes de seguir adelante, de nuestro sentimiento humanitario y solidario, en pro de la sensibilidad del pueblo español, siempre abierto de pleno a la ayuda, acogida y asistencia ante razones de gran peso y calado en la inmigración ilegal. Pero, insistimos, de gran peso y calado. Una afirmación que sustentamos, al tiempo, en todo lo que representa y supone, en este caso para el pueblo canario, la llegada permanente de inmigrantes.

El hecho evidente es día tras día continúan llegando al archipiélago canario riadas de inmigrantes a bordo de humildes pateras, de cayucos, de lanchas neumáticas, en virtud de la siempre muy efectiva operatividad de las más que crueles mafias criminales existentes a ambos lados del océano Atlántico. Que, lamentablemente, nadie parece detectar, en pleno siglo XXI, en la era de la tecnología y de la informática, en unas travesías, a caballo de la mar, entre fríos, calores, comidas, sed, descanso y otras, a bordo de unas barquichuelas, en pleno mar, en medio de unas circunstancias que, verdaderamente, son y resultan llamativas. Mientras, aún, no somos capaces de encontrar algún dato que abra las vías para la detección y detención del algún capo o cabeza visible de esas mafias criminales en esas aventuras que acaban con expediciones continuadas de marroquíes y de subsaharianos en Canarias.

Todo un misterio de complejas particularidades. El de los inmigrantes ilegales que alcanzan las ansiadas costas españolas de las islas canarias, a través de vía marítima. Lo que ya supone todo un reto para las policías de todos los países que, de uno u otro modo, están o se encuentran implicados o afectados en esta red de tráfico con seres humanos que, por tantas circunstancias, se enrolan en estas legiones de inmigrantes… Bien es cierto que siempre están esforzadamente operativas las lanchas de Salvamento Marítimo, como las de Arguineguín, en el sur de Gran Canaria, y todas las islas, Inmigrantes que, de una u otra forma, llegan a España, son acogidos y en algún momento determinado serán nacionalizados españoles.

En este sentido es de señalar y dejar constancia clara y expresa de que el pasado día nueve de abril el periódico «El Independiente» publicaba una amplia información bajo el siguiente titular: «El Congreso tramitará la regularización de casi medio millón de inmigrantes sólo con el rechazo de Vox«. Del mismo que tampoco se puede dejar atrás la información que publicaba «maspalomasplus.com» el pasado 15 de abril , recogida del periódico «The Objetive» y titulada «El Gobierno desconoce la ubicación de inmigrantes enviados desde Canarias a la Península«.

Una noticia, por cierto, que cuando menos hemos calificar de impactante y sorprendente. en la que se subraya que «El Ministerio de Inclusión, Seguridad y Migraciones asegura que no sabe dónde están las 29.000 personas trasladados en 2023«, lo que deja constancia del «descontrol de los procesos migratorios irregulares que sufre España«.

¿Por qué siguen llegando, de forma continuada, pateras, cayucos y lanchas neumáticas a las Islas Canarias?

En el bien entendido, reiteramos, de nuestra mayor solidaridad y sentido humanitario con aquellos inmigrantes que solo pretenden abandonar su país de origen –por circunstancias políticas, económicas y sociales– a costa del egoísmo de los gobiernos africanos y de las respetivas problemáticas que se plantean en Canarias, en España y en numerosas zonas europeas.