Por JUAN DE LA CRUZ

Rudi Baumans, natural de Tremelo, Bélgica, de 63 años, es enamorado de Maspalomas, con la pasión del ciclismo y del sol, tiene un reto permanente: la superación en el ciclismo. Por lo que tres veces por semana asciende, a golpe de pedal, hasta Ayacata, la presa de Soria y otras zonas de alta montaña.

Rudi Baumans, extraordinario deportista y un enamorado de Maspalomas

Rudol Baumans, hijo de Alfons Baumans y de Angele Volckaerts, siguió la estela de su padre, gran aficionado al mundo del ciclismo, que llegó a participar en pruebas y en competiciones deportivas con corredores de una gran talla, como el belga Rik Van Looy, uno de los mejores ciclistas del mundo de aquellos tiempos, que llegó a alzarse con la victoria en el Giro de Italia, el Tour de Francia, la Vuelta Ciclista a España y el Campeonato del Mundo.

De ahí le llega la afición a Rudi y que desde muy pequeño se aficionó al deporte, llegando a jugar como portero, a los dieciseis años, en el club de fútbol Tremelo y en la primera división con el Indoor.

Una afición y una pasión, la ciclista, que le ha dado muy altas satisfacciones, participando en numerosas pruebas y ejercitándose por todas partes en el sufrido y muy duro panorama ciclista. Inquietudes que comparte con su anhelo viajero, habiendo recorrido numerosos lugares del mundo, con la pasión por el fútbol… Y, eso sí, también por la cocina canaria y española, que saborea con verdadero deleite por los restaurantes de las proximidades de Maspalomas.

Rudi Baumans ascendiendo camino de Ayacata

Pero el ciclismo le llegó a lo más hondo.

Un día cualquiera llegó a Maspalomas, se enamoró de la inmensidad de este rincón canario, donde pasa largas temporadas, pero con el compromiso personal, consigo mismo, de intentar batir todos los récords posibles, en sus caminos en solitario, y en la lucha contra el reloj, por los lugares más difíciles de la isla: Ayacata, la presa de Soria, la presa de Las Niñas, Ayagaures, Lomos de Pedro Afonso, la Aldea de San Nicolás, la Pasadilla, cambiando de niveles, comprobando sus tiempos, apurando al límite sus posibilidades, sacrificando las piernas sobre los pedales… Se encuentre el viento de cara y luchando, pasando del calor al frío del norte en el invierno o bajando a tumba abierta y a todo gas por las curvas…

Hace cuatro años sufrió un grave accidente en Bélgica, estuvo internado en una clínica de rehabilitación durante seis interminables meses. Y de no poder moverse y con la vida en juego, a punto de haberse podido quedar inválido, a base de amor propio y de esmero logró abandonar la clínica. Entonces regresó a Maspalomas. Subía y bajaba escaleras, caminaba con esfuerzos y dolores, nadaba como buenamente podía. Poco a poco fue volviendo a la bicicleta. Y entre los ejercicios en el gimnasio, su voluntad y su coraje, logró superar una larga serie de adversidades.

Entonces volvió a ser él mismo. Superó esa batalla de la caída, y hoy sigue subiendo a las altas montañas de Gran Canaria tres veces por semana, comprobando, día a día, sus propias estadísticas y con el deseo inmenso de superarlas día a día.

Un ejemplo de constancia y de superación, propia de los grandes. Como Rudi. Un personaje que disfruta con la charla amiga, con la cerveza sin alcohol, por recomendación médica, y con todos los encantos que sugiere, desde Maspalomas, la hermosura, la inmensidad y la hondura de este rincón.

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