Hace unos días la sociedad española se conmocionaba con la noticia de que Bildu presenta en sus listas a los comicios municipales a cuarenta y cuatro expresos de la banda criminal ETA, siete de ellos condenados por asesinatos, y otros treinta y siete por pertenencia o colaboración con la banda.
Su presencia fue denunciada por Consuelo Ordóñez, presidenta de COVITE, considerando “especialmente grave” y un “peligro para la democracia” que personas con un historial criminal y terrorista opten a cargo público, sin que se tengan en cuenta sus antecedentes penales. Una denuncia que dolió profundamente en toda España. Menos a esa barbarie que se ha aprovechado hasta la saciedad de las leyes de la democracia, agrediendo a la sociedad de nuestro país. Aunque los siete primeros anunciaron su renuncia a posesionarse del acta, caso de ser elegidos.
Arnaldo Otegi, uno de esos nombres vivos de la democracia, cuando tantos militares, guardias civiles, policías y civiles, fueron asesinados vilmente, así lo determinó. Lo que le habrá costado no sangre, pero sí sudor y lágrimas a esa hiena humana a la que Zapatero calificó en su día hombre de paz. ¡Qué ofensa a España…! Basta ojear por su historial, si es que la sangre no se le hiela al lector en sus venas, de un ser miserable, despreciable, ruin, en su traición permanente a España.
En otro de sus despiadados actos Otegi, decidió tamaña agresión y burla a la democracia. Desconocemos el efecto de la supuesta retirada de los candidatos. Tal vez resulte otro golpe de efecto de ese individuo, que se ha jactado, desde su odio pistolero y de su poder en el Gobierno monclovita por la colaboración que presta al ejecutivo con sus votos, a cambio de acercar a los presos a las cárceles vascas y navarras, de ir eliminando competencias de la Guardia Civil en ambas comunidades autónomas, de aprobar los Presupuestos, de poder apoyar, nuevamente, la probable investidura de María Victoria Chivite como presidenta de la Comunidad Foral Navarra y otras concesiones,
Falsario sin alma, con sus constantes vitales manchadas de terror y cobardía, con un historial cruel y sanguinario, con un pedigrí impactado de amenazas hacia la sociedad española. Todo un dramático recorrido.
Otegi, terror de la España democrática, tras haber elaborado tamañas listas, se arma para dar el salto al Palacio de Ajuria Enea, e intentar la presidencia del gobierno vasco, que ya anda casi tocando, siguiendo las encuestas, desde donde solo se busca dinero y competencias del gobierno central, siempre sumiso y sometido a los lendakaris y presidentes de la Generalitat. Mientras, los paisajes de la España Vaciada se llenan de silencios de sus emigrantes por lejanas tierras, como la desasistida Canarias…
Con su retadora decisión, Otegi apuntó con la desvergonzada inmoralidad que invade a un especímen de su calaña, a las elecciones municipales, desgarrando, una vez más, a los familiares de las víctimas a manos de los criminales etarras, como ha desgarrado a millones de españoles, gente de bien, que no esperaban tal ráfaga en los listados electorales de Euskal Herria Bildu, de la que es coordinador general él mismo.
… Y que adentrándose por escollos y huecos o vacíos legales, burlando las legalidades, siempre sigue su camino, aunque haya pasado tan solo cinco años en prisión, lo que se nos antoja poco, muy poco, para un dirigente de la banda armada ETA, por delitos como apología y enaltecimiento del terrorismo y sus numerosas y violentas acciones.
Cómo ha cambiado el relato, lamentablemente, de aquellos tiempos en que la sociedad española se sobrecogía con cada uno de los asesinatos por disparos de la banda criminal, cuando ahora los jóvenes apenas saben qué es ETA, ni quiénes fueron Miguel Angel Blanco, Gregorio Ordóñez, o quien es Ortega Lara, con más quinientos treinta y dos días en un zulo… Aunque sí que saben quién es Patxi López, que llevaba sobre sus hombros algunos féretros de compañeros socialistas asesinados por los criminales, alcanzó los galones de lendakari, con los votos del PP, y ahora ejerce como portavoz socialista en el Congreso.
Otegi continúa su recorrido mientras la prensa, a pesar de la mudez de determinados medios, se articula de columnas que se escandalizan de su enloquecida deriva, porque, en su enfermiza obsesión contra España, ha encontrado, en su cruel estrategia, diseñada a sangre fría, una nueva forma de agredir a nuestro país.
Una sangrienta y delictiva historia ahora que resuenan aquellas repetidas palabras de Sánchez: “Con Bildu no vamos a pactar”, pero que, sin embargo, se ha convertido en un socio preferente del PSOE, mientras tantos socialistas callan del oteguismo de Pedro Sánchez, secretario general del PSOE.
Seguramente, mucha gente de buena voluntad, mucho militante socialista, de esperanza y fe, muchos ciudadanos no socialistas, le pudieran haber creído. Inclusive, desde la generosidad y el sentido de la racionalidad política en defensa de los intereses del estado español.
Una cita de excepcional calado de estos días. Ramón Pérez Maura escribía hace tan solo unos días en el periódico “El Debate”: “Que Otegui haya pasado de jactarse de sus victorias sobre el PSOE a exclamar “Ez dago galderarik”, que significa “no hay preguntas”. Ni lo que hay que tener. Lo que un tipo como Otegui suplía con la pistola en la mano. Ese era su valor”.
NOTA: La fotografía está captada del periódico «El Debate».