La colonia de la pata y de los patitos, que se encuentra cómodamente instalada enfrente del Parque Urbano del Sur, estaba un poco olvidada por parte de un servidor. Unos patitos que van creciendo entre mimos por parte de los paseantes.

Una colonia que, así mismo, va creciendo con la llegada de algunos otros patos mayores. Debe de ser, seguramente, por la exquisita atención de los paseantes que hasta allí se acercan, con algo de comida, que les saca de la monotonía, y a cuya llamada acuden con celeridad. Se sienten mimados por todos. Desde los jardineros que los cuidan con cariño y a todos cuantos pasan por el lugar que colorean con sus plumas.

Los patitos ya se van estirando hacia arriba. Esto es van creciendo, al tiempo que van cambiando el color del plumaje. Ese variado plumaje que llama la atención de todos los que por allí pasan y que se detienen unos segundos a detenerse ante ellos, curiosear con sus movimientos y hasta hacerlo con más frecuencia dada la familiaridad en la que se encuentran. Y ya ni los patitos, los pequeñuelos, se mosquean lo más mínimo. Ni por los viandantes que pasean y pasan por el sendero de arriba, ni por los que detienen el coche unos segundos y se acercan para fotografiarlos con el objetivo de renviar la fotografía por whassat a familiares y conocidos.

Las patas, los patos y los patitos ya se sienten maspalomenses, auténtico maspalomenses, se han sabido ganar el cariño y el acercamiento de las gentes y todos los días caminan enorgullecidos por la zona, conscientes y sabedores de que en cualquier momento alguien les obsequiará con algo de comida y que ellos, claro es, aceptan encantados y agradecidos. Y siempre, además, a la espera de que se acerquen a encontrarse un rato con su llamativa estampa de colores, sus coqueteos y su paz amiga, los generosos vecinos de Maspalomas y de San Fernando…